Al Anon / Opinión /

Me senté enfrente de mi computadora y reflexionando sobre este título me vino a la mente que se requieren más que 12 pasos para no morir en el intento de amar a un alcohólico, se requiere mucho más.

Seguramente el título llamó su atención, ya que aman a alguien que bebe mucho (puede ser alcohólica) y llegan momento en los que se sienten sin energía, que han hecho todo lo imaginable y nada ha dado resultado; solamente se sienten más solos que nunca, llenos de vergüenzas y con la cabeza llena de confusión. Tienen una sensación de odio; sin embargo lo aman, pero quieren que se vaya, pero si no está, sufren.

Quieren eliminarlo cuando sale de parranda, pero en la madrugada, al regresar, dan gracias a Dios porque regresó bien.

Si eso es lo que está pasando en sus vidas en estos momentos, sugiero continúen leyendo.

Sus parejas, esposo, hijos/as, madre, padre, abuelo, qué sé yo el parentezco, hace esas cosas no porque sea malo ni viciosos, tampoco es porque le guste verlos sufrir; es su enfermedad. El alcoholismo es una enfermedad, yo no me lo inventé; así lo dice la Sociedad Médica Americana.

Y lo curioso es que ustedes también están contagiados. Déjenme aclarar esto: no piensen que se van a poner a tomar como lo hacen los alcohólicos o bolos pues no es así,  son las actitudes las que se contagian, aparte que en algunos casos roban nuestra energía, porque nosotras/os lo permitimos lo hacemos por ignorancia o porque desconocemos que eso sucede.

Por eso llegué hasta aquí y por eso ustedes continúan leyendo. Les puedo compartir algunas sugerencias que me han llevado a tener una mejor vida, más alegre y útil. Déjenme contarles cuáles son, los llamo pasos porque así se da el cambio, un paso a la vez:

1. Reconocí que era incapaz de afrontar el alcoholismo de mi amigo sola, y mis actitudes por controlarlo hacían de mi vida un caos, una confusión mental y me afectaban hasta físicamente, estaba cansada, derrotada;
2. Me acerqué a la idea de que debía existir un Poder Superior, ya que lo necesitaba para que me ayudara a recuperar esa claridad de mente que el alcoholismo me había quitado;
3. Me dí cuenta que no podía sola y entregué todo este caos a un Dios que era más benévolo, sin importar su nombre;
4. Aprendí que yo como persona tenía cosas muy buenas y otras no tan buenas, muy sutilmente me había fusionado con mi pareja y descubrí nuevamente quién era y por qué me comportaba de esa manera;
5. Reconocí mis culpas y mis errores, por primera vez, a alguien más sin máscaras. Estaba lista para hacer cambios. Me sentí liberada;
6. Sí estaba enteramente dispuesta a trabajar en mis defectos, errores, culpas, y ahora que ya confiaba más en Dios;
7. Se lo pedí humildemente, reconociendo que Él no me juzga ni se escandaliza, sea lo que sea;
8. Hice una lista de las personas a quienes yo ofendí, no quienes me habían ofendido, el punto era quitarme ese peso extra causado por mi falta de humildad;
9. Me emocioné mucho, este paso me pedía que me reconciliara con esas personas cuando sintiera que era el momento, y en caso que pudiera hacer más daño, mejor quedarme con la boca callada y reparar el daño a través de otros;
10. Se formó en mí el hábito de reparar mis malas actitudes cuando me daba cuenta y lo corregía al momento;
11. Ahora hago más consciente mi oración, ya no hago listas de supermercado donde le pedía a Dios que curara a mi enfermo alcohólico. Ahora sé que con unos minutos de meditación mi mente está más clara para tomar decisiones y no caer en caos;
12. Reencontré mi espíritu, mi yo con su  esencia creadora.  Decido compartir este mensaje a todas las personas que se sientan afectadas por su bolito.

Así es como comparto brevemente mi experiencia y, como dije al principio, esto no acaba aquí, pero por lo menos me ayudó a comenzar a recuperarme y no morir en el intento, de vivir con serenidad gracias al Poder Superior o Dios, como quieras llamarle, a los Doce Pasos y algunos muchos principios que Al-Anon tiene para ti.

Sí es posible vivir bien.

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