RL-Noviembre-1

Francisco Juárez / Rincón Literario /

Triste hidalgo, que emprendiste el viaje
sin ver atrás, convencido de tu mundo,
investido de armadura oxidada,
sonreirías al conocer mis nimias penas.

Tú cargaste contra altos molinos,
yo cierro los ojos para ver estatuas,
vestidas de hiedra y polvo.

Recibiste palos e insultos,
yo pienso en una planicie de trigo,
bañada por el ocaso.

“Ya no quedan locos”,
dijo León Felipe, y entonces veo,
receloso, cómo me tiemblan las manos.

No, no cometería la herejía de compararme
con tu alta sombra, que abarca el tiempo
y el espacio.

Tan solo busco tu amparo, algún leve viento
con aroma a La Mancha, que apacigüe
la aridez de estos páramos por los que transito.

Quizá, al final de tu vida hayas aceptado el fracaso,
ese al que está condenado todo ser
que ha nacido para morir.

Pero fuiste libre, creaste historias
para apaciguar al pecho melancólico.
Defendiste y liberaste,
creaste, ¡oh hermano mío!,
la más bella de todas las historias.

Quizá sólo tú comprendas
que lo que busco entre las letras,
entre estanques lunares,
entre los símbolos,
en algunos leves silencios,
es alguna palabra que me preserve
de tanto dolor y soledad.

Imagen

Compartir