¿Por qué soy mujer? En ocasiones quisiera no pertenecer a este grupo. A quien va a gustarle si constantemente por el hecho de ser mujer, soy objeto de miradas atrevidas, comentarios en doble sentido, chiflidos y halagos fuera de lugar por parte de desconocidos, amigos, conocidos; todos hombres, donde lo único que debo hacer es ignorarlos, no voltear a ver porque obviamente no me voy a rebajar y continuar mi camino sintiéndome sucia solo por los gestos que alcancé a ver de reojo o por las palabras más denigrantes que no alcanzo a entender su verdadero significado, pero que al final bajo el contexto que se utilizaron, me hace comprender que es algo sucio y desagradable.
Camino a casa, y desde mi automóvil veo la falta de respeto de un grupo de hombres hacia una señora que regresaba a casa, seguramente igual que yo y muchas otras mujeres, después de una semana agotadora llena de trabajo y presiones. Y por si esto fuera poco, nos toca aguantar todos esos piropos callejeros indignantes para cualquier ser humano. Es en ese momento donde mi frustración crece ya que terminé siendo un espectador más de la situación que muchas mujeres vivimos día a día; fue entonces cuando lamenté que no todos tengamos la ventaja de ir en automóvil como lo hacía yo ese día. Aunque a decir verdad, eso no me excluye de recibir constantemente abusos verbales de otros conductores u hombres que avanzan por las calles.
Y es que los piropos no siempre provienen de la calle. Los de la calle son vulgares y fáciles de identificar. En realidad, los que más molestan son los piropos sutiles: la mirada morbosa del amigo, el comentario en doble sentido del compañero de trabajo, el chiflido anónimo o el juego de palabras comprometedoras del catedrático.
¿Tengo que aguantarme realmente toda la vida este tipo de comentarios que me denigran como mujer simplemente por ser mujer?
A veces odio a los hombres. Siempre me estereotipan; pretenden encasillarme en alguna categoría que pueda funcionar a su conveniencia: fácil, difícil, buena, suelta, débil, sumisa… Categorías denigrantes que confirman mi idea de que el machismo me parezca asqueroso. Y es que agregándole a estas categorías, a este ser de comportamientos prehistóricos, tampoco le parece respetar la edad. Lo que importa es que es mujer, la vio pasar y se le ocurrió que la mejor forma de llamar su atención era lanzarle un diccionario de vocabulario que hasta el momento me pregunto donde pueden aprender tantas palabras tan denigrantes. Lamentable que al igual que yo, muchas tengamos que vivir en una sociedad viciada por el machismo y abuso de poder.
¿Debo ser sumisa? ¿Debo sentirme bien por recibir este tipo de “halagos”? Soy feminista, no sexista o hembrista, pero simplemente me molesta tener que aguantarme desde el momento que nací, la falta de respeto hacia mi persona derivado de mi sexo. Me indigna estar encajada en que soy una cara bonita y que debo recibir con gusto un halago vulgar.
Quiero ser libre y hacer lo que me plazca, a la hora que me plazca. Quiero poder ponerme un vestido con escote y no sentir que soy una mujer fácil. Quiero que entiendan que no me visto para ellos, me visto para mí. Quiero salir y caminar sin sentir las miradas morbosas y escuchar los piropos denigrantes. Que cuando tenga que salir no me tenga que preocupar por vestirme de cierta manera, evitar ir a algún lugar o tener que comportarme de una forma “apropiada” para que nadie piense mal o se aproveche para abusar verbalmente de mí.
Solo quiero ser yo y disfrutar de ser mujer con mi feminidad tal y como un hombre disfruta de su masculinidad. NO SOLO LO QUIERO, LO EXIJO.
Fotografía modificada: www.noquierotupiropo.com