Voto Nulo

Brenda Pamela Carranza/ Opinión/ Corresponsal El Salvador

En efecto el  Pulgarcito de América el domingo 2 de febrero vivió sus elecciones presidenciales 2014. A mis 22 años experimenté mi primera votación presidencial y también la incertidumbre que se posee al analizar las posibilidades para elegir al mejor candidato líder de El Salvador.

Debo comentar que ese momento que esperé luego de cumplir mi mayoría de edad no fue el más grato. Por más voto residencial que inventaron hubo  personas que se abstuvieron a votar, ninguno de  los candidatos en contienda les parecía  la mejor opción, cabe destacar que no fue mi caso; sin embargo, sí coincido en que pudieron buscarse personajes más calificados.

En la densa campaña electoral podía notarse la rivalidad y competitividad por parte de las dos fuerzas políticas del momento, Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN y Alianza Republicana Nacionalista, ARENA quienes apostaban por el ex viceministro de la República y profesor Salvador Sánchez Cerén y por el odontólogo Norman Quijano, apostantes de izquierda y derecha respectivamente.

La propaganda en los diferentes medios de comunicación nacionales fue más que evidente y criticada por los ciudadanos en las redes sociales como Facebook y Twitter.

Parte de ella fue tomada con humor,  como fue el caso del candidato de ARENA al aparecer en un spot acongojado y casi llorando haciendo la promesa de terminar con el problema de las pandillas. Más que una estrategia de campaña diferente parecía que solo daba patadas de ahogado y encabezaba una campaña sucia, refugiado en el dar lástima.

Por otra parte, la campaña que hizo el partido FMLN parecía centrarse solo en desmentir y reforzar el llamado cambio con el que ganaron las elecciones presidenciales hace cinco años, del que vale la pena decir se teme ocurra una situación similar a la de Cuba donde hagan reformas y apliquen como por ejemplo el aumento a tres años para la jubilación de los empleados públicos, entre otros.

A decir verdad, la lucha entre estos dos partidos hubiera sido monótona de no haber existido otro partido que les clavara la espinita “del poder ser relegados del popularismo” del que gozaban. En efecto, ARENA y FMLN se sintieron amenazados por UNIDAD, un partido nuevo pero liderado por el ex mandatario Elías Antonio Saca.

Pero ¿qué paso?, resulta que ese partido que parecía solo intentar ganar fue la tercera fuerza política en los resultados revelados por el Tribunal Supremo Electoral, TSE, el domingo a las 11:00 la noche. Los votantes de UNIDAD hacían esa diferencia que no le dio el gane ni al FMLN, ni a ARENA. No obstante fue el primero quien estuvo a dos puntos de resultar victorioso, más no fue suficiente, ambos partidos políticos van a segunda vuelta para determinar al ganador.

Por favor Tony

El reto para ambos contendientes no es solo convencer y ganar la confianza de los votantes que no los eligieron en la primera vuelta, sino también reivindicarse en todo lo que pudieron haber dicho y hecho en contra de ese partido llamado UNIDAD en el período de campaña,  ya que fue su 11% de votantes quienes hicieron la diferencia y a quienes hoy buscan persuadir o negociar.

El descontento por la poca credibilidad de los candidatos se hizo sentir, en el conteo de los votos aparecieron los nulos, con la diferencia de que en esta ocasión tenían escritos mensajes explícitos con claras razones del por qué anulaban su voto, unos prefirieron votar por una ficticia dona de chocolate como presidente, por ejemplo.

De acuerdo con datos revelados por el TSE el 53% de salvadoreños acudieron a las urnas, totalizando casi 5 millones de personas, aunque esto no deja de ser una cifra baja comparada con la pasada elección presidencial. Además, parecen apuntar a que pese a haber tenido voto residencial, un notable absentismo resto 300 mil votos en estas elecciones.

Mientras tanto, el drama aún no termina, la cita para elegir al nuevo mandatario salvadoreño se postergó para el próximo domingo 9 de marzo y será ese día cuando el país descansará finalmente de tantos “dimes y diretes”, más no precisamente de sus males sociales. Esos que hasta el día de hoy ningún gobierno ha logrado resolver, resultar victorioso y menos salir en caballo blanco.

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