Bomberos

Brújula/

De repente, sentirnos solos y vulnerables.  Tragedias humanas que nos recuerdan lo frágil de nuestra condición. Estamos en este mundo rodeado de personas y mucho ruido, viviendo de prisa, pero al final del día, la soledad.  Sin importar lo que suceda, son las tragedias personales o las de otros las que nos recuerdan lo importante que es el sentirnos acompañados.

Hoy 25 de marzo un incendio devoró más de mil locales en el Mercado La Terminal ubicado en la zona 4 de la Ciudad Capital.  La nube de humo  negro se podía distinguir desde diferentes ángulos del recorrido de las calles de la ciudad; posible observarla para todos aquellos que nos manejábamos y conducíamos hacia nuestra rutina diaria. Sin embargo, muchos otros la miraban y vivían desde abajo, desde su lugar propio para la rutina: el mercado y sus negocios.

De nuevo la soledad. ¿Estamos realmente solos? Nos vemos diariamente rodeados de otros; en el bus, en la casa, en la universidad, en las calles.  Siempre hay extraños que se nos cruzan en el camino, y con los cuales si no es por una situación extrema, pocas veces llegamos a conocer.

Son los momentos de crisis los que muchas veces nos acercan al otro.

Hoy dentro de la gran cantidad de noticias e información que corrió dentro de los medios de comunicación sobre el incendio, hubo una que llamó nuestra atención.  Mujeres afectadas por el incendio dieron de comer al final de la jornada a los cuerpos de bomberos que apoyaron desde tempranas horas de la mañana en el control del incendio.   Personas que material y emocionalmente hoy perdieron todo tuvieron ese enorme gesto humano. Y es que es allí cuando se demuestra que cuando no queda nada, todavía hay algo por dar.

¿Estamos realmente solos? La respuesta después de la reflexión es que definitivamente no estamos solos; somos nosotros quienes nos alejamos del otro, intentamos evitarlos, desconocerlos y desconocer sus necesidades, problemas y realidades.  El otro está allí, cercano, colocándonos en situaciones extremas para que nos llegamos a conocer y acompañar en nuestros propios caminos.

Después del incendio, no queda mucho. Únicamente queda desolación, tristeza, abrumación, vulnerabilidad.

¿Quién estará hoy por la noche al lado de la familia que perdió años de trabajo en una mañana como la de hoy? ¿Quién le dará palabras de consuelo al bombero a quien las imágenes que vivió hoy le rondan por la mente una y otra vez, como si no quisieran detenerse?  No estamos solos y definitivamente necesitamos estar acompañados.

Acompañarse en el dolor es una de las muestras más humanas de nuestra sensibilidad como especie.  Hoy es un momento para acompañarnos como guatemaltecos, recordar que hay otros cercanos a nosotros que sufren, que necesitan de una mirada, una palabra y muchas acciones.  Hoy en el Mercado La Terminal y mañana en una gran cantidad de casas y hogares guatemaltecos, necesitaremos de muchas curas médicas para el alma.

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