Nombre de la investigación: Arte y cuerpo para re-conocernos
Investigadora: Magda García von Hoegen
Llevo más de 20 años recorriendo un camino en la música, tanto en composición como en la ejecución del instrumento de viento encarnado en el cuerpo: la voz. Durante este tiempo, muchas experiencias han dejado profunda huella, sobre todo cuando las personas comparten que algo se transforma en ellas cuando entran en contacto con el arte y su creación.
Desde estas vivencias, surgió esta investigación. La reflexión parte de los códigos empleados para comunicarnos. Las grandes complejidades, inequidades y brechas existentes en los diferentes contextos guatemaltecos, evidencian que el idioma no es un sistema común de significados. Si no es el idioma, ¿cuál podría ser un código que sea realmente un sistema común de significados desde la integralidad humana? Se apostó por el cuerpo como código de comunicación, y por el arte como plataforma de diálogo e interacción profunda, desde la integralidad y las interpelaciones que el pensamiento maya plantea en el concepto del “Winäq”.
Se pretendió profundizar en los aspectos históricos grabados en el cuerpo, vivos y que trascienden, en oposición a lo aprendido en la educación tradicional que no permite identificar el hilo conductor del pasado con la actualidad y la vida cotidiana, y con problemáticas que la juventud enfrenta diariamente.
Desde el 2013, se llevaron a cabo procesos de creación artística con más de 200 jóvenes entre 15 y 19 años, principalmente en Tactic, Alta Verapaz. Se extendió el trabajo a San Cristóbal, Alta Verapaz, y algunas regiones de Costa Rica. A principios de este año, se llevaron a cabo talleres en Bogotá, Colombia, con estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional.
En general, se puede decir que el proceso de creación artística evidenció que el cuerpo es un lugar de construcción epistémica, y un territorio con consciencia encarnada. El proceso permite conocer la historia y generar transformaciones en el contexto social inmediato.
En el proceso, se expresaron cuestionamientos hacia las manifestaciones de violencia que los y las jóvenes viven cotidianamente, y se evidenció un gran sentido de defensa de la vida y resiliencia. Manifestaron la convicción de vencer temores y re-significar el espacio público, mediante propuestas a su comunidad.
Las propuestas artísticas de teatro, danza y música creadas se presentaron en lugares públicos, con la finalidad de interpelar a las personas transeúntes. La poesía se recopiló en un libro, que fue entregado en el mercado, el parque y las calles. Algunos textos se generaron en idioma local: poqomchi’ (Guatemala) y ngöbe (Costa Rica). Se logró generar alianzas con otros sectores comunitarios. Quedan grandes desafíos. Entre ellos, generar procesos para el funcionamiento autónomo de grupos de creación artística, como espacios de reflexión y acción transformadora constante desde la juventud.
Esta experiencia ha permitido construir una base de conocimiento y metodología importantes para el estudio del arte como vía de transformación social.