Como seres biológicos, nuestra existencia está basada en una serie de ciclos, procesos y crecimiento en todos los ámbitos de nuestra vida. El progreso y la experiencia son los mejores aliados del proceso de superación personal y la evolución es la mano derecha de la transformación. Guatemala es un país muy limitante en cuanto a oportunidades laborales y  académicas, en un mar de carencias unos cuantos son los afortunados peces que logran posicionarse en un lugar clave para promover un cambio positivo en ambas vías, para sí mismo y para la sociedad.

Derivado de esto, podría asegurar que el acomodamiento se ha convertido en el común denominador de la población laboralmente activa, aunado al miedo y la inseguridad que juegan un papel influyente, que lejos de estancarnos debería motivarnos a crecer, evolucionar y pisar terrenos desconocidos. Es increíble el poder de absorción de la monotonía, al punto de no percatarnos de los cambios constantes que ocurren en nuestro entorno o que quizá, inconscientemente nos negamos a explorar dejándonos vencer por las dudas y la intriga a lo desconocido.

Sin ser reptil, hace poco inicié mi proceso de ecdisis, no mudé de piel literalmente pero sí lo hice a un nivel personal y emocional. Estaba muerta de miedo de salir de mi zona de confort, de enfrentarme a situaciones desconocidas, de conocer gente nueva, de cambiar mi rutina, de fracasar, pero a la vez estaba ansiosa por descubrir de lo que soy capaz, de aprender y vivir nuevamente la experiencia de ser un discípulo novato, de acaparar todas las herramientas nuevas que se presentaban en mi camino y saborear la oportunidad de crecer.

Todavía no me decido sobre qué me tomó más tiempo, si ponerle punto final a un ciclo importante o permitirme empezar el siguiente, de igual forma la apertura y disposición en ambas situaciones me permitieron estar donde estoy. Independientemente de a quién le confíes el rumbo de tu vida, a Dios, El Universo, el Poder Supremo o el destino, cada oportunidad que llama a la puerta de tu vida merece el chance de analizar y evaluar todas las posibilidades, los pros y contras. Hoy, cuatro meses después agradezco a la vida por el trío de ases que puso a mi favor, por darme el valor suficiente de tomar decisiones quizá arriesgadas pero totalmente acertadas.

Es completamente normal que los cambios generalmente, causen incertidumbre, recelo y temor, pero la diferencia radica en la osadía de arriesgarse y emprender un nuevo camino.

La vida es un rompecabezas y cada pieza se va acomodando de acuerdo a nuestra conveniencia en el momento oportuno.

Al final, de eso trata la vida, de ciclos, de experiencias y cambios constantes que nos permiten crecer y desenvolvernos en distintos ámbitos y situaciones, nos permiten desarrollar nuevas habilidades y despertar capacidades que quizá no conocemos aún. Cada oportunidad es un nuevo comienzo que nos permite renovar, transformar y retar nuestro subconsciente, nos invita a renacer, nos obliga a agradecer y nos enseña a cerrar capítulos para poder escribir otros.

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