Gabriela Molina/ Opinión/
Se preguntarán a qué me refiero con este título. Me refiero a un tema que ha sido muy sonado en nuestro país y del cual muchos no hablan, desconocen o simplemente les es indiferente. Pero para mí es de suma importancia el que estemos informados de ello. La minería.
Siempre he pensado que en la mayoría de los casos, lo que beneficia a unos daña a otros, y la minería no es la excepción. Muchas personas están de acuerdo con ello, ya que las mineras nos venden la idea de que es un gran beneficio para el país, y que esto puede generar desarrollo y crecimiento. Los minerales y metales son vitales para producir varios productos de uso diario, como los celulares; pero esto solo es una cara de la moneda ya que la otra es el perjuicio que esto genera, el impacto ambiental que provocan a los ecosistemas, que a la larga afecta a la fauna y flora de los mismos.
La minería es bastante perjudicial, debido al uso de productos químicos y maquinaria que se usa al explotar las minas, nuestra naturaleza es importante y es afectada por esta; pero quiénes debieran preocuparnos más, son los pobladores que habitan en los alrededores de las minas que son los principales perjudicados en esta historia. Ellos, son los que sufren y padecen de cerca el impacto minero; la contaminación del agua de los ríos y lagos que ellos utilizan para consumo diario, las enfermedades que esto genera como intoxicación, afecciones en la piel, problemas respiratorios y otras. Además, no solo tienen que soportar estar enfermos y escasos de recursos, sino también a quedarse sin fuentes de ingreso debido a la degradación de suelos y destrucción de la vegetación, ya que muchos se dedican o viven de la agricultura. Imagínense que están en su casa y de repente ya no les llega agua potable porque hubo un problema de tuberías y les dicen que se tardarán 5 días en arreglarlo; ¿Cómo se sentirían? “Molestos, incómodos, desesperados” ¿verdad? Ahora, imaginen no tenerla siempre, como es el caso de las personas que tienen que soportarlo y padecerlo como un mal.
El costo de la minería a mi parecer es muy alto, y aunque me beneficia en muchos sentidos, perjudica una de las cosas más importantes para mí, que son mi tierra y mi gente.
Por lo que invito a todos los guatemaltecos y a las autoridades encargadas a que reflexionemos sobre esto y que empecemos a pensar en nuestro país como un regalo del cielo, el cual nos vio nacer y crecer. Un país del cual tenemos la obligación de cuidar y proteger. Que empecemos a pensar en alguien más aparte de nosotros y nos preocupemos por nuestros hermanos chapines, y que si se realiza la minería sea de manera responsable, con el mínimo impacto y que sea bajo la correcta supervisión de los representantes de las entidades encargadas que estén capacitados y puedan estar pendientes de las comunidades y de nuestra naturaleza.
Fuentes:
http://publicogt.com/2013/07/16/actividad-minera-en-guatemala/