En general, la articulación entre los sistemas forestales y la seguridad alimentaria y nutricional (SAN) ha sido poco estudiada. Por tal razón, en el Instituto de Investigación y Proyección sobre Ambiente Natural y Sociedad (Iarna) de la Universidad Rafael Landívar, nos hemos dado a la tarea de modelar las principales contribuciones del bosque a una alimentación y nutrición adecuadas.
En este proceso hemos complementado esfuerzos con el Instituto Nacional de Bosques (INAB), la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
A partir de la construcción del modelo hemos identificado tres dinámicas principales:
Uso del bosque para el consumo propio del hogar
Los bosques constituyen una fuente importante en la provisión de alimentos (frutos, hojas, flores, hongos, tubérculos, raíces, miel, animales silvestres) para los hogares rurales. En ellos, la disponibilidad de alimentos es continua y diversa a lo largo del año y, por lo tanto, se constituye en una fuente estratégica para el abastecimiento de las poblaciones de escasos recursos en el área rural. Gracias a los bosques, además, los hogares disponen de plantas medicinales, combustible (leña) y forraje para el ganado, elementos asociados directa e indirectamente a la seguridad alimentaria y nutricional.
Aprovechamiento del bosque para la generación de ingresos
El modelo nos ha permitido identificar al menos tres mecanismos mediante los cuales las familias generan ingresos a partir de su interacción con el bosque: a) recolectando y comercializando productos del bosque, especialmente los alimentos descritos en la primera dinámica, a lo que se suman las fibras y la madera; b) aprovechando y brindando valor agregado a productos colectados en el bosque mediante la elaboración de artesanías, utensilios y muebles, entre otros; y c) obteniendo empleo, temporal o de manera permanente en actividades propias de la silvicultura y gestión de los bosques.
Generación de servicios forestales de apoyo a la producción de alimentos
Los bosques juegan un rol estratégico en la producción agrícola mediante una significativa contribución a la estabilidad de los sistemas edáficos (fertilidad del suelo, prevención de la erosión, regulando el ciclo de los nutrientes), en el ciclo del agua (regulación hidrológica, calidad del agua), en la reducción de riesgos (control de inundaciones, protección a cultivos) y sobre todo en la provisión de esparcimiento (turismo y recreación asociados a la generación de ingresos).
La figura 1 sintetiza el modelo de interacciones entre el bosque y la seguridad alimentaria en Guatemala, construido como producto de esta investigación.
Actualmente el Instituto Nacional de Bosques ha acogido este modelo como marco conceptual de interpretación y evaluación de las interacciones entre el bosque y la alimentación de los guatemaltecos, con el objetivo de diseñar y promover, a partir del mismo, instrumentos de política pública que permitan incorporar los sistemas forestales a las estrategias de combate y prevención de la inseguridad alimentaria y nutricional.