Mynor Alonzo/ Opinión/
Desde su fundación el 22 de mayo de 1920, la Asociación de Estudiantes Universitarios –AEU- de la Universidad de San Carlos de Guatemala surge como la organización encargada de aglutinar a los estudiantes de la USAC, así como de coordinar el trabajo conjunto de las diversas asociaciones estudiantiles de cada facultad y escuela no facultativa.
En 1969 a través del acta No.991, el Consejo Superior Universitario accedió a cobrar a cada estudiante que se inscriba en la USAC una tasa de Q.5.00, que se adicionará a la tasa que el mismo pague por derechos de matrícula y se destinará para “el financiamiento de las actividades culturales, deportivas, científicas y demás programas que desarrollen las asociaciones estudiantiles durante el ciclo lectivo correspondiente”.
Con una concepción libertadora de educación, fortalecida por conceptos como la autonomía universitaria, y enmarcados en la coyuntura del Conflicto Armado Interno, la AEU se involucra activamente en la denuncia y exigencia hacia las dictaduras militares y lo abusos que estas realizaban a la población tanto en zonas urbanas como en áreas rurales del país.
Impulsaron programas de apoyo concreto al pueblo de Guatemala a través de instituciones como el bufete popular de la AEU, clínicas odontológicas populares y formación en derecho laboral y organización sindical a trabajadores de diversas empresas. Libraron luchas sociales populares como evitar el aumento al pasaje y denunciaron públicamente acciones del gobierno como la masacre de Panzós. Luchas que dieron como resultado la persecución de los líderes universitarios como Oliverio Castañeda de León, quien fue vilmente asesinado por la espalda el 20 de octubre de 1978 tras culminar su discurso en la plaza central.
Así fueron múltiples oleadas de represión que llevaron a la clandestinidad a la AEU hasta 1988, momento en el cual se inició a regenerar el movimiento estudiantil que buscaba no solo incidir en el país sino también en la reforma universitaria adentro de la USAC. Sin embargo, en el mes de agosto de 1989 los grupos paramilitares asesinan a 5 líderes universitarios y desaparecen a otros 5 (sus cuerpos aún no han sido encontrados), obligando a la AEU a modificar de nuevo su organización.
El 4 de mayo de 1990, en medio de la represión que enfrentaba la AEU, se modificaron los estatutos, mismos que actualmente continúan vigentes.
En ellos quedó plasmado en el Título I, Capítulo I, artículo 1: “La AEU es una organización permanente con fines gremiales, cívicos y culturales, integrada por los estudiantes de la Universidad de San Carlos de Guatemala,” dejando los estatutos limitados a 5 páginas y únicamente 4 secretarías a elección popular cada 2 años para proteger al secretariado.
Tras la firma de los acuerdos de Paz en 1996, la legitimidad y la participación de los estudiantes en la AEU y demás asociaciones fue disminuyendo, hasta el año 2012 cuando el secretariado de la AEU “Oliverio Castañeda de León”, incumpliendo con el artículo 19 de los estatutos no convocó al Consejo Consultivo Estudiantil Universitario (órgano encargado de nombrar al consejo electoral según el artículo 29 inciso e, de dichos estatutos). Esto, incurriendo en ilegalidad y disolviendo el secretariado para dar paso a una COMISIÓN TRANSITORIA (órgano jamás mencionado en los estatutos de la AEU “Oliverio Castañeda de León”). Después de 3 años, dicha comisión no ha dado una salida viable a la comunidad estudiantil para sacar a la AEU de la ilegalidad.
Esta es la actual condición de la máxima organización estudiantil universitaria en Guatemala hasta ahora, la cual nos presenta el reto además de democratizarla y transparentarla como es necesario, también de adecuarla a la necesidad de los estudiantes y la población del siglo XXI.