Liliana López/ Tik Naoj
La búsqueda de la identidad varía tanto en la edad como en el contexto del individuo, sin embargo en Guatemala se puede relacionar directamente con el racismo y la aversión hacia el que es diferente. Es necesario por esto abordarlo desde una perspectiva más ajustada a la psicología social y por supuesto, a la antropología en tanto que esta se enfocaría en los aspectos diferenciales de la cultura y las facciones físicas.
Dicha relación no solamente constituye aspectos como los anteriores, ya que puede ser abordada desde la historia, en materia de poder económico, desde la política, sociología e incluso la religión. Sin embargo, la búsqueda de identidad está directamente relacionada al desarrollo de la psique humana y del grupo al que pertenezca o se pretenda pertenecer, de modo que la psicología y la antropología estarían más acordes al punto de vista que se pretende tomar.
La identidad, como sentido de pertenencia, es decir de identificarse con un grupo específico dentro de la sociedad, está ligada interiormente a la influencia tanto del contexto como del núcleo de la familia, siendo este último el eje en torno al cual gira la construcción cognitiva individual del criterio y por consiguiente de la personalidad del mismo.
En este sentido, el individuo no impone su criterio; por el contrario, debe asumir los patrones conductuales y criterios colectivos del grupo al que pretende pertenecer.
Dichas formas de actuar en sociedad se modifican en una escala amplia de posibilidades donde los valores significativos formados desde el núcleo familiar juegan un papel primordial, y si la crianza está sujeta a una familia extensa, es posible que existan diferencias significativas en la formación de los criterios.
No obstante, dichas modificaciones deberán hacerse para pertenecer al grupo, o bien se estará relegado a una reflexión que roza con términos como “inadaptado” o “desadaptado”. Incluso, el ser “una persona normal” implica modificaciones o, en todo caso, adaptaciones del criterio propio.
La identidad constituye pues, el conjunto de valores apreciativos, preferenciales y conductuales con los que el ser humano se siente identificado en referencia de su familia o modelos que considera adecuados para guiarse y que conforman el imaginario de la sociedad a la que pertenece. De manera que la construcción misma de acepción de las demás personas en el entorno propio, se realiza en este proceso de búsqueda.
Para entenderlo de otra manera, la búsqueda de identidad se refiere a la constante construcción y deconstrucción de los esquemas aprendidos, tanto de comportamiento como de pensamiento, lo cual se gesta simultáneamente dentro de la apreciación o aversión al otro. La misma búsqueda constituye un sometimiento de juicios rigurosos que constantemente realizarán correcciones y es durante las mismas que produce una calamidad de carácter social ya que se fragmentan las identidades en partes formadas de varias identidades apreciadas desde sus modelos de vida.
Dichos modelos de vida se pueden construir en base, no solo a la familia, sino especialmente de los medios de comunicación, redes sociales, novelas televisivas, series, películas, noticieros, revistas, periódicos; entre otras fuentes. Asimismo se atraviesa la influencia de las instituciones estatales y privadas, tales como centros educativos, iglesias o comercios en los que los individuos puedan tener relaciones tanto laborales como comerciales; entre otros.
Si nos detenemos un poco en lo anterior, muchas veces la búsqueda de identidad incluye la adopción de elementos que nos distingan del resto, de modo que se pueda sobresalir por encima del otro. Esta negación del yo, no se deriva solamente de ‘yo no soy’, sino que se extiende a una concepción errónea de quien se es. Del mismo modo, se asume el ser en base al ‘deber ser’ estereotipado por la cultura a la cual se aspira, a la vez que se niega la identificación que el otro tiene del individuo.
Es elemental mencionar que en la construcción de identidad, en Guatemala por los propios procesos históricos y sociales se han regido por un modelo de vida y de identidad construido como el “ladino”. La ladinización en las poblaciones mayoritarias del país, Indígenas Mayas, constituye una aculturación (adopción de prácticas culturales como propias y negación de prácticas propias), ya que a través de políticas sociales instituidas en la sociedad guatemalteca se ha inferiorizado la cosmovisión maya.
El ladino, construido si bien no carece de identidad, sino que niega regularmente sus orígenes mayas, buscando siempre entre su árbol genealógico el antepasado europeo, ya fuere mítico o real, que legitime su identidad y justifique su negación.
La aculturación, que incluye solamente algunos elementos culturales ajenos, es más perceptible en el bombardeo mediático del ‘deber ser’, lo cual incluye una serie de modas en la vestimenta, el lenguaje, la conducta y la concepción del mundo. Un ejemplo se puede encontrar en las redes sociales refiriéndose a los shumos de Miraflores o simplemente shumos, caracterizándolos por actitudes particulares como la de tomarse fotos en el espejo del baño de un centro comercial y utilizar camisas con la cara de un personaje de las caricaturas. Originalmente, la palabra fue utilizada para referirse a personas indígenas de forma despectiva. En este caso, el shumo no necesita ser indígena para ser parte de dicho grupo social, y él no escoge ser parte del mismo. Más bien es un juicio despectivo y arbitrario que racializa y rechaza dicha conducta.
En definitiva, la calamidad social acontece cuando la búsqueda de identidad fragmenta la misma, crea conflicto por la lucha de ser aceptado y las barreras con la que se encuentra en el proceso. El sinsentido de pertenencia, el rechazo a la cultura propia acompañada de una baja autoestima y carencia de criterio propio, redundan en la inconsciencia étnica, cultural y social.
Es catastrófica porque el intento de ser homogéneo se transfigura en aborrecimiento, cuando al mismo tiempo existe una negación de pertenecer al grupo social del “ser guatemalteco”, “del ladino” y se intenta la aculturación por múltiples identidades extranjeras.