Andrés Franco / Opinión /
Las redes sociales empiezan a evidenciarlo, y las platicas en nuestros círculos sociales también presentan una disminución considerable al respecto. Me refiero a a los comentarios, discusiones, posts y hashtags sobre la situación política del país. Probablemente es producto de los ochos meses, aproximadamente, que la política formó parte como uno de los temas obligados a discutir.
Probablemente la intensidad de las discusiones entorno a los temas que se discutieron en la opinión pública no sea la misma en estos meses restantes, o en el próximo año (obre todo en diciembre; y nos preocupamos por otras cosas que no tiene que ver con partidos políticos o comisiones internacionales).
El proceso electoral sí tomo el protagonismo en el país, pero de una manera muy distinta a la que se tenía prevista. Y más allá de hablar de revolución, despertar, primavera o cambio, en el país acontecieron una serie de hechos que modificaron la forma como se esperaba el año.
Entre compañeros de la carrera, platicábamos el año pasado en forma de chiste que el 2015 sería un año difícil para ser estudiante de Ciencia Política, pensado en el proceso electoral; sin imaginarnos que el año estaría cargado de controversias.
Más allá de todo lo sucedido, una de las cosas que me enseñó este año es que los caminos están hechos y solamente requiere entender cuándo y cómo utilizarlos, para muchos los meses restantes serán espacios de reflexión, organización, y posteriormente, acción.
Cuando menciono que los “caminos están hechos”, me refiero a que nos enfrentamos diariamente a problemas y situaciones que en lugar de acostumbrarnos, nos están llevando a un punto de quiebre, el cual nos exige tomar una postura: Aceptamos la subordinación, violando nuestros valores y principios, o tomamos acciones concretas al respecto. Porque cuando tomamos la decisión de dar el paso y desapegarnos del imaginario colectivo, para entrar realmente de fondo a un problema y tratar de contribuir a la resolución de este, estamos saliendo de la caverna y dejamos de observar solamente reflejos de la verdad, para verla con nuestros propios ojos. Pero ¿a que me estoy refiriendo?
Bueno, eso lo tendrán que interpretar ustedes porque cada uno de nosotros sabemos que retos, obstáculos, límites o problemas que estamos enfrentando, y también sabemos que hay opciones o caminos que no tomamos, pero probablemente sean los mejores para afrontar lo que nos está impidiendo continuar plenamente.
Observo casi todos los días cómo temas muy importantes se dejan atrás y no se abordan con el interés e importancia como se debería, porque en ocasiones son controversiales o se piensa que no “venderían periódicos”, si se colocaran en la portada. Sin embargo, esta acción deliberada por ignorarlos no disminuye el daño que le está causando a las personas que están involucradas en estos.
Espero, como todos los años, que lleguemos a un punto en el cual discutamos con la misma intensidad temas como libertad y educación sexual, ciudadanía y participación política, y verdadera igualdad de género, aquella que busca derribar la dicotomía conservadora de “hombre y mujer”.
Aún queda mucho por recorrer y solamente con compartir una imagen o crear un hashtag, los problemas no llegarán a cambiar. Si pensamos que el internet y sus herramientas permiten ahorrarnos tiempo y esfuerzo, estamos muy equivocados.
Tratemos de ignorar las soluciones de bolsillo y aquellas que pretenden cambiar al mundo en una tarde.
Involucrarnos más allá de nuestra computadora o nuestro teléfono permitirá conocer que no somos los únicos, que existen mas opiniones e ideas de la realidad, y que desde nuestras casa no vamos a generar muchas opciones viables si ignoramos a los demás.
Ya no somos una sociedad que se puede dar el lujo de retrasar o ignorar la discusión de muchas problemáticas sociales. Para lo que realmente nos ha ayudado las redes sociales es colocar enfrente de nosotros otras realidades para que nosotros accionemos al respecto.
Esta es mi última columna del año en Brújula, y agradezco a todas las personas que se han tomando minutos de su tiempo para leer y discutir sobre las opiniones que aquí escribo. Realmente escribimos cada columna pensando en la realidad y coyuntura que nos rodea, auque en ocasiones, esta cambie de un día para otro.
¿Estaremos aquí el otro año? ¿Cambiaremos en los meses que quedan? ¿Seguiremos discutiendo de los mismo temas? Esas preguntas no puedo responderlas en este momento; sin embargo, estaremos pendientes para participar activamente en las discusiones, esperando que estas realmente nos ayuden a encontrar puntos en común.