No te voy a preguntar cómo estás, porque medio me recuerdo; estás bien y los años que vienen (a pesar de todo) vas a estar mejor, tampoco te voy a contar dónde y cómo estamos hoy, no quiero arruinarte las sorpresas que se vienen. Recién completamos otra vuelta al sol, ya es lo último de esta hermosa década, está a nada de irse con todo y esos momentos vividos. Ahora bien, no tengo mucho tiempo y tampoco mucho espacio, apenas unas cuantas líneas y palabras contadas para darte algunos consejos y guías desde el futuro, un poco de la experiencia acumulada y anécdotas de algunas amigas y amigos que nos quieren mucho.

Voy a empezar diciéndote que sigas los mismos sueños, emprendas los mismos proyectos, te equivoques tanto y en todo lo que debas, no te distraigas (tanto) y que te enamores, pero no te afanes; asómbrate con el caos, la soledad, la complicidad, el amor y la existencia. Atrévete a disfrutar las sobremesas, los viajes, los silencios cómplices, los afectos, la ternura, los anhelos y los abrazos; camina, pedalea, corre, maneja, detente y maravíllate con el camino; que la felicidad se halla en el proceso, no al final.

Viaja, vete lejos, porque no hay perspectiva sin distancia, tómate tiempo para ir a lugares nuevos o viejos, lejos o cerca, pero regresa y luego vuélvete a ir; alejarse de vez en cuando es necesario y te dará momentos de mucha alegría. ¡Viaja! Nada mejor que hacerlo joven, solo, con amigos, en pareja o en familia; camina, camina, camina, pedalea, corre, salta… gástate los pies y los pedales conociendo calles y veredas, no tengas miedo a perderte, porque no todos aquellos que divagan están perdidos, habla con desconocidos, escucha todas las historias, haz todas las preguntas y calla, calla y escucha. No te olvides de probar bocado a donde te inviten,  come solo o en grupo, sin prisa o para llevar, lo barato y lo caro, lo delicioso y lo repugnante.

Baila, aunque no tengas idea de cómo se hace o por qué hacerlo; bailar es una de esas cosas que no necesitan explicación, y nada mejor, que cantar tu canción favorita mientras la bailas con un puño alzado al viento. No te enfrasques en tu realidad, levanta la vista y mira más allá de lo que está sucediendo, lo que fue o ya no pudo ser. Cambia, no te aferres a ideas, espacios, personas, sentimientos, lugares o creencias; todos somos capaces de hacer transformaciones increíbles, se puede evolucionar y mantenerse fiel a uno mismo. No te quedes donde no sos feliz sólo por miedo al cambio, por miedo a salir de la “costumbre”, tampoco te tortures con tus fracasos; todos fallamos, cometer un error no es malo, lo malo es quedarse ahí para siempre. Y aunque a veces el pasado puede doler, este no es el final ni la última palabra escrita, puedes huir de él o aprender, tú lo decides, porque ninguna lagrima o sonrisa (aunque no lo creas) es para siempre.

Pero eso sí ¡Ve con calma! Que todo va a ir pasando, paso por paso, no trates de apresurar y querer que todo ocurra de la noche a la mañana, ¡Respira! Que para todo hay un momento en este basto cosmos, las cosas no suceden por algo (bueno sí, a veces por tonto), suceden para algo y todo se conecta; lo que hagas hoy serán las bases de quienes seremos mañana. Ten un corazón bueno, uno que procure hacer el bien sin mirar a quien, y lo que sea que hagas, hazlo porque es amable y justo, hazlo porque es lo correcto; pero no seas iluso, y creas que por hacer cosas buenas, eres bueno o que a las personas buenas, les suceden solo cosas buenas, si así fuera, este mundo sería completamente distinto.

Enamórate por un día, algunas semanas, un par de años o quizá para toda la vida (¡No te asustes!). Ama con sencillez, ligero de corazón, lleno de detalles (flores, helado, cartas, colores, experiencias, caos), sé apasionado y tierno, loco y atento, serio y alegre; si vas amar, debes ir con todo ¿Si no, pa´qué? Darás todo lo que tienes, eres y llevas contigo, recuerda que estar enamorado, es la mejor oportunidad para analizar lo que somos o decimos ser; el amor puede y debe hacernos buenos, mejores, darnos paz; si no recibes ninguna de estas o no es recíproco, me temo que ahí no es. ¡Ah! Y debes saber que, inevitablemente, puede que te rompan el corazón y va a doler, mucho, quizá más de lo que quisiéramos, pero nada es para siempre; ni el más horrible de los dolores o la más profunda de las tristezas. A pesar de los tropiezos y los sin sabores, no dejes de creer en el amor, es genial, es poderoso, es increíble, es bueno y nos hará mucho bien.

No podes dejar que el miedo sea el protagonista de la historia, habrá días o semanas que el demonio vendrá a susurrarte al oído: “No eres suficiente, no podrás con esta tormenta” pero tranquilo, que vos le dirás luego: “Yo soy la tormenta”. Para esos días malos, nada mejor que personas maravillosas, chocolate oscuro, viajes al interior y silencio. Te advierto, que es probable que pases demasiado tiempo en guerra contigo mismo, pero un día nos hallaremos, pediremos perdón y aceptaremos las disculpas (incluso aquellas que nunca nos dieron); te prometo que ese día estaremos en paz con el mundo y nosotros mismos, ¿Cuándo? Eso te toca vivirlo y averiguarlo, porque siempre están por venir mejores tiempos, con mejores sonrisas, mejores trenes a los que subirse; para llegar a mejores destinos.

Estudia y aprende, abraza el conocimiento y la duda, asómbrate con lo incierto y cambiante del universo; date tiempo para buscar la verdad, para cuestionar todo lo que te enseñaron, desaprender lo que dabas por certeza y a tener ideas propias sobre las cosas que suceden en el mundo. Aléjate de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños; sé un anarquista espiritual, de esos que caminan junto a los soñadores, los que confían, los que tienen coraje, los alegres, los que hacen planes; aquellos que tienen la cabeza en las nubes y los pies en la tierra, que su espíritu encienda tu fuego interno y te mueva a cambiar todo. ¿Porque, para qué estudiar, si no es para cambiar este paraíso tan desigual? 

Viaja, abraza, perdona, pedalea, llora, escucha, come y ríe tanto como puedas, nada te va a mantener tan cuerdo, como las experiencias que te llevarán a donde estés; la vida va a doler (un montón), pero también va a ser bella, alegre, maravillosa y única. Abraza, abraza y apapacha tanto como puedas; a mamá, a papá, a tus hermanas, a tus amistades, a tus pacientes y a todos los que necesiten consuelo. Te vas a dar cuenta que el mundo es más basto y hermoso de lo que crees (o podas imaginar), y en un mundo tan plural y diverso, siempre será útil que le seas fiel a tu fe y a tus principios, eso va a incomodar a muchos, pero mantendrá tu muchosidad intacta; sé la oveja negra, la verde, la del color que querrás, sé vos mismo de tal forma que cada decisión o acción, honre a tus ancestros, ancestras y a tu esencia. Ve por la vida sin certezas, porque siempre que creas que tienes todas las respuestas, te van a cambiar todas las preguntas y ante eso, solo tocará seguir.

No pierdas tu capacidad de asombro, aprende sin soberbia y sé un nómada en este hermoso viaje que es la vida,
¡Y con todo! ¿Si no, para qué?

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