“A veces lo que una persona necesita no es una mente brillante que hable, sino un corazón paciente que escuche.”

Antes que nada, permítanme decirles que nosotros también amamos; somos capaces de sentir otras cosas aparte de la tristeza profunda y la ansiedad que tan recurrentemente nos invaden. También podemos reír hasta las lágrimas, porque nuestro corazón se regocija en las pequeñas alegrías; somos amables y bondadosos, pues nuestra condición nos hace empáticos con los demás; y es por eso solemos estar para todos, ayudar a cualquiera y darlo todo por los que amamos, no queremos verlos sufrir lo mismo que nosotros. La felicidad, las sonrisas, los miedos y las ilusiones son más que meras palabras, se han convertido en perspectivas para ver la vida.

Y amamos, amamos profundamente en la medida que nuestra tristeza crece, también lo hace nuestro corazón; esto puede ser un arma de dos filos porque amar no quiere decir que nos amarán de la misma forma tanto como lo esperamos o cuando lo necesitáramos; porque nuestra condición, está determinada por nuestra habilidad para ser, sentir, contemplar y entender el mundo más profundamente que el resto. Así que cuando vayas a amar a uno de nosotros, ámanos y no pierdas el tiempo juzgándonos.

No digas que nuestra tristeza “no es para tanto” y que no hay por qué darle tanta importancia a las cosas; nosotros lo sabemos, lo escuchamos a diario, somos conscientes que “no deberíamos armar tanto drama”.

Aunque no lo parezca, sí luchamos por salir de ese pozo en el que nos lanzamos, no nos gusta estar tristes, aunque así lo parezca.

Abrázanos y déjate abrazar, quizá no te imaginas lo mucho que estuvimos debatiéndonos por dentro si debíamos aceptar o dar esa muestra de afecto; el miedo al rechazo es absurdamente grande y a veces se apodera de nuestras acciones. No te rías de nuestros sueños, no te burles de nuestros miedos; son los extremos de nuestra condición, la razón de nuestra esperanza y (lo creas o no) son cosas que guardamos muy dentro y no se las contamos a cualquiera.

¡Anímanos! Por más trillado que suene, no te canses de subirle el ánimo a uno de nosotros; nos hace falta una dosis diaria de palabras de aliento y buenas intenciones. Así que, para no caer en la desesperación conócenos y conócete, escucha y déjate escuchar; te darás cuenta que mucho de lo que hacemos por los demás, es lo que nos gustaría que alguien hiciera con o por nosotros.

Platiquemos, las conversaciones con nosotros son tan absurdas y profundas como tú lo permitas; puede que un domingo por la mañana discutamos sobre la posibilidad del queso en la luna, como vuelan las aves, tus sueños, el significado de la vida y cuáles eran (o son) las caricaturas favoritas. O tal vez solo te halles contemplando el atardecer y en una mirada digamos todo lo que estamos callando.

Sé paciente, sé claro y no tengas miedo de hablarnos con “la verdad” cuando sea necesario, las palabras francas y las palabras sinceras, valen oro; ten presente que la cotidianidad nos ataca por la espalda sin un horario fijo, pueden ser a las 10am, 3pm o 7pm; así que resultará cansado, pero si estas allí apoyándonos y hablando con franqueza, difícilmente lo olvidaremos.

Tienes derecho a desesperarte, a veces tu paciencia tocará fondo y no querrás saber nada, mucho menos lidiar con nosotros; es normal, no has fallado, eres humano. No te rindas, muchos se rindieron antes y no pudieron soportar lo que implica estar a nuestro lado. Sin embargo, nada te ata, así que cuando decidas irte, no te vayas sin despedirte.

Si tomas el riesgo de amarnos, entenderás que nosotros, al igual que todos, solo estamos buscando alguien dispuesto a luchar por que las cosas funcionen, dispuesto a luchar por nosotros. Caminamos por la vida, confiando que todo el amor que hemos dado (poco o mucho, pequeño o grande), encontrará su camino de regreso a nosotros… caminando para encontrar o que nos encuentre alguien que tenga corazón para nosotros.

Porque podremos estar rotos, pero nunca sin esperanza; solos, pero sin miedo a la soledad… puede que nuestros ojos reflejen dolor, sin embargo nuestro corazón está lleno de coraje.

Imagen

Compartir