Una existencia vacía y rutinaria. Horas de estabilidad y entretenimiento. Es fácil perderse, me resulto fácil perderme. En medio de metas impuestas, estereotipos y expectativas, dejé de existir.
No fue difícil, no fue nada difícil desvanecerse en un mundo sistemático que ya dejó en claro cómo se supone que debemos vivir. ¿Y cómo se supone que tengo que vivir? Propongo dos posibles y básicas respuestas para esta interrogante.
La primera: haciendo todo, o la mayoría, como se nos enseñó. Sin cuestionar. Acatando órdenes y tradiciones. Estudiando eternamente porque el mundo es competitivo, cuidando tu apariencia en todo momento porque el mundo es superficial, cambiando de celular cada cierto tiempo porque hay un estatus que mantener.
Tatuarse las cejas porque se ve bien, viajar y atiborrar las redes sociales de fotos porque eso es vivir y, usar eventualmente accesorios típicos porque eso me identifica con el país. No es tan complicado vivir y no cuestionar la razón de nuestra existencia. Basta con encender la televisión, ver a las Kardashian y luego pasar un par de horas en Instagram y Facebook.
¿Y cómo, entonces, se supone que debo vivir? La segunda opción: cuestionando.
¿Por qué repetimos hábitos destructivos? ¿Por qué estudiamos en la universidad? ¿Por qué es tan difícil mantener la dieta? ¿Por qué tengo que vivir en el orden que me dijeron que debía vivir? ¿Y qué si quiero casarme antes de los 23? ¿Y qué si no quiero tener hijos? ¿Y qué si quiero tener 8 hijos?
Todos opinan, todos dicen, todos creen saber que es lo mejor para tu vida.
Todos creen saber cómo se TIENE QUE vivir. Pero, ¿es eso en realidad lo mejor para tu vida?
Si desaparecieran los medios de difusión de información, si no tuviésemos influenciadores o famosos marcando tendencias, ¿Qué haríamos? ¿Nos vestiríamos como lo hacemos? ¿Buscaríamos comida orgánica? ¿Seguiríamos usando pajillas en nuestro combo agrandado de comida rápida?
¿Quiénes somos en realidad? Detrás de todo lo que se nos ha dicho qué debemos ser… ¿Quién sos? ¿Qué ideas y pensamientos hay detrás de esos Adidas blancos? ¿Qué hace reír genuinamente a ese formal abogado envuelto en finos trajes?
Y es que puede ser que nuestra existencia sea solo un suspiro efímero. O puede ser que nuestra existencia sea algo más que solo respirar y nos estemos perdiendo el infinito por no cuestionarnos y preguntarnos: ¿Quién soy en realidad?