Brian Rivera/ Opinión/
Bienvenidos a la Cuaresma, aunque no todos seamos católicos, sabemos que la cuaresma es un tiempo en el los seguidores de esta reunión nos preparamos para la Semana Santa. Esta época, la cuaresma, ha sido un legado de fe y devoción; para muchos cargadores o cucuruchos de las procesiones, ha sido parte incluso desde niños.
Un cucurucho siempre da el corazón en este tiempo cuaresmal, se prepara reflexionado, confesándose, orando y muchas veces: haciendo ayuno. La cuaresma, inicia el Miércoles de Ceniza y termina en Domingo de Ramos, para posteriormente entrar a la Semana Santa. Siempre como cucuruchos, buscamos cargar en las procesiones de nuestra ciudad o de nuestros pueblos, buscamos el hecho de poder ser más allegados a Jesús, el perdón de nuestros pecados y siempre pedimos por personas, cosas, trabajo, salud, etc.
Es por eso que hablo del corazón del cucurucho, porque nuestro corazón cambia para ser mejores humanos, personas y miembros de nuestra familia, amigos y compañeros. Hay que cambiar nuestro corazón para recibir a Jesús, para creer y fortalecer nuestra fe hacia él; pero sobre todo cambiar nuestro corazón para lograr un mejor ambiente, un mejor hogar, un mejor país e incluso un mejor planeta. Se preguntarán por qué hablo de un mejor país y planeta, y es porque con el simple hecho de creer en Dios, reflexionamos que hay cosas malas, que nos afectan, que nuestros pecados dañan nuestro entorno y que si somos mejores personas: todos podemos llegar a ser mejores personas.
Aunque ya les hablé del cambio que tiene el corazón del cucurucho, quiero recalcar que este no crece de un día para otro, o de una cuaresma a otra; lleva años creciendo y mejorando en cada paso cuaresmal.
Finalmente, quiero concluir con el mensaje del miércoles de ceniza “Polvo eres y en polvo te convertirás”, tiene muchas interpretaciones, pero la que yo elijo es esta: todos somos hijos de Dios, y que al final si lo aceptamos, le pedimos perdón por nuestros pecados, mejoramos como personas y amamos a nuestros amigos y enemigos, seguiremos siendo hijos de Dios en el reino que ha prometido para nosotros, luego de cumplir nuestro propósito aquí en la tierra.