Pensar.

Pensar.
Curiosidad, cuestionar, dudar, leer.

Pensar otra vez.
Parece que ya nadie quiere pensar, informar, informarse.

¿Es complicado pensar?
— No.—
Entonces ¿Por qué nos tragamos la realidad que otros nos muestran?
— Porque ya nadie quiere vivir aquí. Es más fácil vivir otras vidas, otros mundos, otras realidades;—
— Porque vivir las propias nos condenan, nos amarran, nos amargan.

Es un acto de valientes vivir la propia realidad.
Por eso es mejor seguir deseando, viviendo, idealizando otras vidas.

¿Para qué esforzarse?
Aquí no hay nada, nada se puede hacer aquí.
Nadie quiere hacer nada.
Si alguien piensa, cuestiona, critica, alguien puede escuchar y venir a callar.

— No quiero nada, prefiero vivir como si no vivo. En silencio, desapercibido. Con las ganas de estar en donde sea, menos aquí. ¿Para qué hablar? ¿Para qué pensar? Nadie ha ganado nada con eso.—

Pensar.
— Pienso, no pasa nada.—

Piensa, no pasa nada.
Piensan, es una amenaza, Me amenazan.
Si alguien se pregunta, puedo manejarlo.
Si piensan, no puedo controlarlo.

Cada día los esfuerzos por apagar los fuegos formadores de pensamiento se propagan. El pensamiento crítico hoy en día, es una amenaza que si se esparce puede ser contagiosa. Una persona piensa, no pasa nada. ¿Diez piensan? Se pierde el control, el poder, el Estátus Qúo.

Guatemala está en riesgo. Las juventudes con oportunidad de formar, generar pensamiento crítico y hacer cambios, están desapareciendo. Parece como si estuvieran en un sueño prolongado donde ya no cuestionan, dudan, critican, piensan.

La culpa es nuestra, de todos y de nadie a la vez.
Actualmente, es muy fácil diluirse entre una poderosa y agresiva corriente de desear otras vidas, otros mundos, otras realidades.

Los espacios de formación están enquistados.
Los espacios de pensamiento están controlados.

Los que “tienen el poder”, tienen miedo. El pensamiento crítico en una generación que está por sustituir a la otra, podría crear una sociedad funcional y por eso es más fácil desinformar, contradecir y desacreditar a los que piensan. Parece como si viviéramos en un país donde los jóvenes y las nuevas generaciones ya no son el futuro, la promesa; sino una amenaza a un estilo de vida que favorece a pocos.

El pensamiento crítico forma opiniones, define personalidades de gente creativa, participativa y empoderada en las sociedades. Aprender a interpretar ideas, generar opinión en las personas partiendo de la información que se ofrece sin persuadir o manipular, puede generar caos para quienes tienen el poder.

Poder.

¿Poder?
— ¿Quién tiene el poder?—

Nosotros. No ellos.
No los que creen que tienen el control y “el orden”.

Es por todas estas preguntas que existen espacios como Brújula que nos permiten analizar más estas situaciones. Seguimos creyendo que el pensamiento crítico sigue siendo punta de lanza para avanzar y encontrar soluciones a todos nuestros problemas estructurales; y es por esto que luego de 8 años repetimos:

Este fuego no se apaga.
Esta lucha no se acaba.
Fuimos, somos y seremos el encuentro.
El encuentro de esas realidades silenciadas.
El encuentro de esos jóvenes inquietos.
El encuentro de ese espacio para formación del pensamiento crítico.

Fuimos, somos y seremos el pensamiento crítico.

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