Hace un par de semanas, con el motivo de charlar un poco sobre el acontecer nacional y la coyuntura del país, participé en una reunión virtual en la que se encontraban algunos de mis amigos más cercanos. Uno de los temas a los que más énfasis y tiempo se le dio en dicha reunión fue el de las vacunas, causando no solo que contrastáramos algunos datos sobre el manejo de la pandemia, sino también sobre la inmunización a nivel nacional.
Luego de algunos minutos y, después de quizás cansarnos del análisis que llevábamos a cabo en la sala virtual, comenzamos a realizar ciertas bromas y tratar de aminorar un poco la frustración que dicha problemática causaba. En todo este lapso uno de los presentes exclamó: ¡Si a este ritmo vamos los jóvenes, seguramente se vacunarán hasta dentro de 5 años! Tal comentario que, si bien en ese instante lo tomamos en broma, internamente sabíamos que dicho escenario no estaba tan alejado de la realidad.
Y es que, con todo lo que hemos observado en los noticieros en las últimas semanas,
no es descabellado el que los jóvenes del país se vacunen hasta dentro de algunos años.
Según una nota periodística que se publicó hace algunas semanas, la juventud del país corre el riesgo de vacunarse con la primera dosis hasta dentro de cinco años aproximadamente. Este dato aún es benigno si se compara con el que presentó LabDatos, también hace algunas semanas y en el que se estimaba la vacunación en mayores de 18 años para dentro de seis años.
Pero esto no termina aquí. Si bien el tema de la poca eficiencia de parte del gobierno en torno a la inmunización es importante y es algo que no podemos olvidar, existe otro problema latente y del cual todos estamos siendo víctimas de una forma u otra: el aumento de casos de covid-19. Desde hace algunos días el promedio de casos por día es de más 2,000 personas, algo nunca antes visto en los anteriores meses de la pandemia, lo cual ha generado también el acrecentamiento de los casos activos en el país.
Muerte, sufrimiento, poca eficiencia y corrupción; constantes que parece no podemos olvidar y superar como país. Sin embargo, el que sí se encuentra olvidadizo es el gobierno, el cual lejos de cumplir con la responsabilidad de velar por la salud y el bienestar de los habitantes, se ha dedicado nada más a hacerse de la vista gorda y buscar culpables donde no los hay. El artículo 94 de la Constitución Política De La República de Guatemala, es explícito en la responsabilidad del Estado en lo que se refiere a Salud y asistencia social y, si bien es cierto que existe cierta responsabilidad compartida con la población en lo que se refiere al tema político, no se puede afirmar que lo que está sucediendo en Guatemala respecto a las vacunas, es culpa de todos y no solo del gobierno, si ese fuera el caso, ¿para qué existen leyes como la que acabo de citar?
Como bien dijo Jesús de Nazareth: “Al cesar lo que es del cesar y a Dios lo que es de Dios”. Debemos ser congruentes al otorgar responsabilidades y culpas, más aún en una crisis sanitaria como la actual. Así como a la ciudadanía le corresponde responsabilidades como lo son las vinculadas al tema cívico y electoral o las referentes a cumplir con lo establecido en la ley,
al Estado le conciernen funciones que son vitales en la sociedad, entre ellas podemos mencionar la justicia, la seguridad, el tema de infraestructura y por supuesto ¡la salud de los guatemaltecos!
De igual forma en el aspecto de la logística y la ejecución de los planes de vacunación, el Estado es el principal responsable y al que actualmente nuestra atención debe ser dirigida, a fin que la respuesta del mismo sea pronta y eficiente, lo cual no ha ocurrido a lo largo de estos meses.
Y ojo, con esto no digo que dejemos al gobierno a su suerte y nos olvidemos del tema. La población y cada estrato social debe asumir la responsabilidad que le compete en torno a la prevención y el uso de medidas de bioseguridad. Gran parte de lo que ha venido sucediendo en torno al aumento de casos y positividad en el país, se debe a la poca responsabilidad individual y compromiso para acatar tales disposiciones. Es menester entender que:
la crisis sanitaria actual es un problema colectivo y que nos incumbe a todos sin distinción alguna, es por ello que debemos actuar en conjunto para superarla.
Es necesario que articulemos esfuerzos y exijamos un pronto accionar en el ámbito de las vacunas. Lo peor que podemos hacer en este momento tan crucial para nuestro país, es olvidarnos, tal como lo ha venido haciendo el gobierno, del tema de la vacunación y de la crisis del covid-19. No seamos partícipes de esta indiferencia y falta de voluntad, al contrario, demos el ejemplo en torno a las medidas de prevención y distanciamiento social, pero también recordémosle a nuestros gobernantes el porqué fueron electos y cómo deben actuar según la ley y la Constitución.