Andrea Villagrán/ Opinión/
La primera escuela que tenemos es nuestro hogar, nuestros padres o en algunas ocasiones, las personas que nos guían en los primeros pasos de vida; de ellos depende mucho la concepción que vayamos construyendo sobre la sociedad y nuestro rol dentro de ella. El papel que nos sea asignado por nuestra condición de género puede llegar a hacer mucho daño, debido a que nos limita a desarrollarnos plenamente, violentándonos.
Durante los últimos meses por las fechas navideñas, se han visto varias campañas que buscan concientizar sobre los juguetes, con mensajes que estos no están hechos especialmente para “niñas” o “niños”, resaltando que la asignación sexista de los juguetes puede ser cuestionada, para evitar reproducir los patrones patriarcales y de violencia de género a las siguientes generaciones. Es decir, un niño puede jugar con muñecas o a la cocinita si es que gusta y no está mal; al final de cuentas el juguete es plástico y lo que pueden aprender es a ser responsables en el hogar, ayudar con los quehaceres y ser un buen hermano o padre. Pensar que esto cambiará la orientación sexual del niño, me parece completamente retrógrado.
Con decir que los niños pueden jugar a la cocinita, no lo hago para marcar exclusividad.
A lo que me refiero es que si bien pueden jugar a la pelota, no debería existir restricción para jugar al té, si quisiera. De igual forma, las niñas deberían tener la libertad de jugar fútbol o karate, como la tienen jugando a ser mamás. Si reflexionamos sobre los tipos de juguetes con los cuales crecimos, aquellos que nos permitieron jugar y lo que no, podremos notar algún patrón. En mi caso pude jugar a la pelota, pero nunca al karate como mi hermano, debía seguir ballet (cosa que nunca hice). Es importante reflexionar sobre qué situaciones podemos dejar de reproducir, conversar sobre los estereotipos sociales sin que sea un tema tabú en nuestros círculos.
Quiero compartir el vídeo de la campaña “#GenderFreeChristmas” en el cual muestran cómo los niños definen lo que es un juguete para niña y niño, así como también mencionan diferentes estereotipos sociales sobre los roles de la mujer y el hombre. Al final, en la práctica los niños solo buscan divertirse y disfrutan diferentes juguetes, ¿por qué restringir con qué sí o no puede jugar? Este tipo de violencia simbólica de género, refuerza los roles que existen en la sociedad haciéndola más desigual.
Si esto pasa desde el hogar, en la escuela se intensifica, haciendo necesaria y muy importante la educación con enfoque de género que nos permita desarrollarnos como mejor sociedad, en pro de la igualdad en derechos para mujeres y hombres.