Recientemente se viralizó un TikTok del presidenciable del partido Movimiento Semilla, Bernardo Arévalo, criticando al partido voluntad, oportunidad y solidaridad –VOS-. En él, Arévalo arremetió y exhibió a algunos de los candidatos a diputados que postuló el partido, principalmente los que tienen un pasado político con la Unidad Nacional de la Esperanza –UNE-. 

Las críticas no se hicieron esperar a raíz de este video, ya que en vez de limar las asperezas entre dos de los principales partidos políticos de izquierda del país, las aumentó. Recordemos que durante las primeras semanas de la campaña, el candidato presidencial Manuel Villacorta de VOS también cuestionó el accionar político de Movimiento Semilla. Todo ello ha causado que en redes sociales se reproche la actitud de ambas facciones, debido a que el resultado de sus palabras será un mayor divisionismo y discordia.

¿Cuál es la razón para expresar este tipo de discursos? ¿Por qué la izquierda del país no se une en un frente común, tal como muchos ciudadanos guatemaltecos lo piden? Esta columna busca dar respuesta a este fenómeno mediante una visión más realista de los hechos. 

En primer lugar, se debe tomar en cuenta que el actuar de los partidos políticos, junto con sus candidatos, es influenciado por las reglas del juego, es decir, por la ley electoral. En ella se indica que nuestro método de asignación de escaños es proporcional. Esto significa que no hay un “único ganador” en las elecciones legislativas, sino que hay varios ganadores, para así fomentar la representación de minorías y la pluralidad política. 

Sin embargo, la otra cara de la moneda de este método es que brinda amplios incentivos para que los partidos políticos eviten formar coaliciones. La razón de ello es que bajo el método proporcional incluso partidos políticos pequeños pueden alcanzar una cuota de poder en el legislativo. Ejemplo de ello son partidos políticos como el PAN, Victoria o URNG, los cuales han sobrevivido gracias a que han ganado a través del tiempo una, dos o tres curules en el congreso. 

Se debe entender que los partidos políticos tienen un objetivo vital al competir en las elecciones: no ser cancelados. Y esto se puede lograr en el método actual sin necesidad de coaligarse con otros partidos quizás más grandes. Como complemento a ello, resulta necesario analizar la política no desde una mirada “cuasi romántica”, en donde los políticos anteponen sus intereses y objetivos por los de la sociedad o por alcanzar el tan ansiado bien común. Realmente, es todo lo contrario. Los partidos políticos (al menos en Guatemala) son vehículos electorales cuya única finalidad es que cierta persona o grupo tenga una mayor injerencia en las decisiones públicas, independientemente de si esa influencia genera beneficios tangibles en la población.

¿Cómo se relaciona esto con los partidos de izquierda? No niego que a lo interno de estos partidos puede que existan personas que vean con buenos ojos una supuesta alianza, o que anteponen los intereses generales a los particulares. Sin embargo, como organizaciones políticas tienen objetivos, intereses e incluso deudas distintas que solventar. Y aunque hay similitudes a nivel ideológico, esto no es suficiente para que dos grupos políticos se unan. 

En tal sentido, mi sugerencia es evitar satanizar ya sea a uno u otro bando. Debemos entender que no estamos hablando de un juego de mesa cotidiano, sino de política. Por último, reflexionemos en el hecho de que están en campaña política, y que el electorado de ambos partidos es muy similar: Juventudes, colectivos feministas, estudiantado universitario. Al fin y al cabo en las elecciones le va mejor al que logra conseguir más votos frente a su competencia, he allí otra razón para comportarse de esa manera. 

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