Axel Ovalle / Opinión /
[quote]“La única forma de que descanse en paz es que un día la gente transexual no sea tratada de la misma forma que yo lo he sido, sino que sean tratados como seres humanos, con sentimientos válidos, con derechos. El género debe ser enseñado en los colegios, cuanto más temprano mejor.” [/quote]
Se despide Leelah (Josh) Almon en una carta que publicó en su blog horas antes de colocarse delante de un remolque de tractor y cometer suicidio. Leelah Alcorn de 17 años de edad, originario de Ohio, se suicidó después de dejar una conmovedora carta de despedida en la que atribuye su decisión a la falta de consideración de sus padres y de la sociedad al no aceptar ni respetar su decisión de llevar una vida transexual.
En Ohio, como en el resto del mundo, aún existen diversas formas de exclusión social, debido a la orientación sexual e identidad de género. Más allá de los debates político-ideológicos y la religión, en la vida social cotidiana es relativamente habitual la expresión de actitudes y comportamientos homófobos ante la presencia de alguna persona que evidencia una orientación sexual distinta a la normativa dominante: la “norma” heterosexual.
La persistencia de prejuicios, rechazo y desprecio hacen que los homosexuales, bisexuales, transegéneros, transexuales y otras orientaciones, se vean afectados tanto jóvenes como adultos por violencia física y/o psicológica hasta al punto de llevarlos a la comisión de suicidios o atentados contra su dignidad personal.
Estas agresiones son justificadas por la sociedad como posturas homofóbicas.
Sin embargo, son aprensiones que conciben y señalan una orientación sexual diferente a la heterosexual como contraria, inferior y anormal. Las personas que la practican son señaladas como enfermas, delincuentes, y desequilibradas; llegando incluso a ser despojadas de su condición de seres humanos porque vivir en una sociedad cargada de machismo y discriminación, y dejar aflorar un comportamiento sexual distinto con el que se nace, es someterse a la burla, al rechazo y al desprecio.
Aunque hay similitudes entre la homofobia y otras formas de discriminación, también hay diferencias claras, por ejemplo: las personas que sufren discriminación racial, cultural, étnica o religiosa suelen tener un respaldo familiar. Los homosexuales sufren la opresión de forma más aislada (esta quizás sea la explicación de la creación de una “Comunidad LGBTI: Lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales”), y muchas veces también son discriminados dentro de su ámbito familiar. Las influencias negativas de las religiones sobre la sexualidad se dan, también, a nivel de las políticas públicas y legislaciones. Las jerarquías de las principales instituciones religiosas suelen ser una barrera principal en la existencia de los derechos para las personas y parejas de la comunidad LGBTI.
La predominación de la cultura machista en nuestra sociedad y la falta de conocimiento del tema de la homosexualidad provocan, generalmente, la falta de tolerancia a dicho grupo. Esta se hace evidente día con día en los diferentes lugares a los que concurren, siendo ridiculizados y amenazados en diferentes formas; rechazando así su presencia, considerándolos como personas que pervierten a otras. Se les veda el acceso a los mismos servicios que pueda tener una persona heterosexual y tener un sentimiento por otra persona. Estas actitudes por parte de la sociedad (familiares, conocidos y religiosos) le confiere a la comunidad LGBTI, una sensación de encierro y oscuridad, los vuelve personas que deben disimular o esconder su orientación para no ser descubiertos o estigmatizados, manteniéndose “dentro del armario”, negando públicamente su identidad de género y preferencias.
De acuerdo al informe “Discriminación por orientación sexual y orientación de género, y una aproximación a la interseccionalidad con otras formas de discriminación en Guatemala” de Hivos, Fundación Myrna Mack y la Red Legal y su Observatorio de Derechos Humanos y VIH en el país, entre 1996 y 2006 por lo menos 35 personas fueron asesinadas por causa de su orientación sexual o identidad de género. Entre 2009 y 2010, al menos 30 personas transexuales y transgénero sufrieron los mismos problemas, y durante los primeros meses de 2011, se registró la muerte de cuatro personas transgénero. “Según el informe especial: Los crímenes de odio por identidad sexual durante la década de 1996-2006”, la discriminación y la violencia hacia la comunidad LGBTI constituyen desafíos urgentes en materia de derechos humanos, evidenciando un proceso histórico de exclusión y discriminación que no ha sido enfrentado eficazmente por el Estado.” (Hivos, Fundación Myrna Mack y la Red Legal y su Observatorio de Derechos Humanos y VIH, 2012:11)
A pesar de los compromisos adquiridos por el Estado de Guatemala en materia de derechos humanos, aún no existe una normativa que proteja expresamente a las personas de la comunidad LGBTI de todas las formas de discriminación, tanto en ámbitos públicos como privados, lo que necesariamente repercute en el irrespeto a su dignidad.
En 1948 la ONU estableció en su “Declaración Universal de Derechos Humanos” en el artículo no.1: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros” y en el artículo no. 2: “Toda persona tiene derechos y libertades proclamadas en esta declaración sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión y opinión pública.” Sin embargo, la causa de la comunidad LGBTI continúa, ya que los derechos humanos de personas con una orientación sexual distinta a la heterosexual siguen siendo violados en algunos países. En otros aún existe ignorancia o es totalmente no permitido dadas las circunstancias ideológicas, como en países del Medio Oriente y África.
Hay que recordar que todos somos humanos, somos parte de un mismo planeta que se supone debería de vivir en armonía.
El objetivo final es construir una sociedad más diversa, tolerante y racional en la que se le permita a las personas llenarse de valentía y revelar su orientación sexual de manera voluntaria y pública sin temor a ser rechazado por un ser querido. Se debe lograr el respeto de todos los derechos humanos de los miembros de la comunidad LGBTI y en consecuencia, deben tratarse en igualdad de condiciones en cualquier ámbito. Debemos evocar que todos tienen derechos humanos y el derecho a “salir del armario” debe apoyar la construcción de un mundo de justicia e igualdad.