Daniela Alfonso / Colaboración /
“Tomar agua nos da vida, pero tomar conciencia nos da agua”.
De acuerdo al Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (2002), en el artículo 1 establece que el derecho al agua es indispensable para una vida humana digna. Cada ser humano tiene el derecho a disponer de suficiente agua, que sea saludable, aceptable, físicamente accesible y alcanzable para todos, pero ¿Es esto una realidad?
Una persona para vivir necesita como principal objetivo cubrir sus necesidades básicas, las cuales se pueden resumir en dos simples prioridades: alimentarse e hidratarse, así de simple; sin estas dos antelaciones no se puede hablar de vida en el planeta tierra.
En la actualidad, aunque pareciera “fácil”, cubrir estas dos necesidades, no es un una tarea sencilla, mucho menos si hablamos de todas aquellas personas que debido a la globalización explotan los recursos naturales como el agua, el suelo, los minerales, gas natural, la energía etc. Sin tomar en cuenta que en algunos lugares del planeta estos se han ido extinguiendo con el pasar del tiempo. Es por esto que el 28 de Julio del 2010 la Asamblea General de Naciones Unidas a través de la Resolución 64/292 reconoció que el agua es un derecho fundamental afirmando que es necesario para la realización de otros derechos tales como la salud.
Según Humanium (Organización no Gubernamental de apadrinamiento de niños que tienen como fin acabar con la violación de los derechos infantiles) existen cuatro principios de suma importancia para garantizar la supervivencia y la salud de todos y todas. Primero, debe existir suficiente agua disponible; esto implica que cada persona posea una cantidad suficiente para cubrir sus necesidades tanto personales como domésticas; de hecho, según la ONU, cada persona necesita entre 20 y 50 litros diarios de agua potable, pero si lo comparamos con la realidad nos podemos dar cuenta que esto no es así; sin ir tan lejos, en Guatemala, especialmente en el área rural del país, muchas personas no cuentan con la accesibilidad de tener agua potable en sus casas o incluso en sus comunidades, lo que las limita a realizar tareas simples debido a la deshidratación por la falta de este recurso indispensable.
Segundo, el agua debe ser accesible. Toda persona debe tener acceso al agua y a instalaciones sanitarias adecuadas en sus hogares o en los lugares públicos, tomando en cuenta que la accesibilidad también va de la mano de lo económico ya que toda persona debe adquirirla a un precio razonable.
Tercero, el agua debe ser de calidad, es decir, debe estar limpia, potable y liberada de cualquier bacteria que provoque algún tipo de enfermedad porque de no ser así el agua contaminada causa problemas de salud que incluso pueden llegar a ser mortales.
Por último, el acceso al agua debe ser estable y fiable, aún estando en épocas de sequías por ejemplo porque se debe contar con ciertos puntos de abastecimientos en caso sean necesarios.
Al leer detenidamente estos cuatro principios presentados por Humanium es realmente triste y decepcionante apreciar la realidad que enfrentan diariamente muchos guatemaltecos, ya que la mayoría de personas que viven en el área rural o en lugares remotos del país carecen de este recurso básico por falta de accesibilidad o porque el agua se encuentra en pésimas condiciones o sencillamente porque el costo es muy alto y para las familias que viven en pobreza o pobreza extrema comprar este recurso representa un gasto difícil de pagar. Si analizamos este fenómeno social, a grandes rasgos, podremos notar que esta problemática afecta a millones de personas alrededor del mundo, pero lo más irónico de esta sitaución es que a pesar de que muchos decimos “estar conscientes sobre esto” realmente no nos importa y podrá sonar muy duro el escucharlo pero la realidad es que muchos (me incluyo) jamás hemos pasado algunas horas sin tomar agua porque no podamos conseguirla.
Es más, al vivir cómodamente nos sesgamos perdiéndole el valor real a un recurso tan importante como lo es el agua y encima de todo, olvidamos que esta situación afecta a muchas personas.
Me atrevo a decir que están cerca de nosotros, de hecho uno de los mayores contaminantes del agua, son las famosas mineras extranjeras, ya que al extraer minerales utilizan este recurso con químicos que contaminan los afluentes y las tierras adyacentes ¿y nosotros? cómodos en nuestras casas evitando ver la realidad.
Guatemala está despertando por un sinfín de situaciones que han arrastrado al país, muchos hemos unido nuestras voces para manifestar en contra de aquellas cosas que nos afectan directamente pero no olvidemos que no podemos hablar de ser un país, si no apoyamos a aquellos niños, mujeres, hombres y ancianos que día a día sufren la falta de agua. ¿Por qué no nos unimos entonces para manifestar por esos guatemaltecos que carecen de agua potable para que el gobierno de Guatemala brinde un acceso a ella? ¿Cuándo nos unimos para empezar a velar por esas familias que no tienen agua para evitar enfermedades a causa de esto? No dejemos entonces que el Derecho al Agua se quede plasmado solamente en un papel. Luchemos porque cada persona pueda tener acceso al agua, pero a un agua limpia y potable, y lo más importante, cuidemos de nuestros recursos naturales porque a pesar de que a nosotros no nos haga falta, es importante tomar consciencia de que a muchos sí les afecta la falta de la misma.