Jósé Rodolfo Ruiz / Corresponsal /

El Código Penal de la República de Guatemala penaliza las drogas desde el Artículo 303 hasta el 310, artículos en los cuales se prohíbe la elaboración peligrosa de sustancias terapéuticas, el expendio irregular de medicamentos (distribución de medicamentos regulados sin prescripción), no acatar las medidas sanitarias, la siembra y cultivo de plantas productoras de sustancias estupefacientes, el tráfico ilegal de fármacos, drogas o estupefacientes, la facilitación e inducción al uso de estupefacientes, y todas sus formas agravadas. La iniciativa de despenalización de las drogas, propuesta por el actual gobierno de Guatemala, pretende modificar todo lo anterior.

Si bien no se pretende justificar la producción o consumo de las sustancias, se busca aplicar un sistema alternativo al actual que permita erradicar las consecuencias del comercio de fármacos ilícitos, como lo es la violencia, lavado de dinero, secuestros, etcétera.  Hay diversidad de puntos encontrados en este asunto, tanto de la población guatemalteca como de aquellos ajenos al país. Según información de Prensa Libre, la oposición es aún mayor a quienes favorecen esta iniciativa, y quienes la favorecen tienen mayoría en el interior del país que en la capital.

A nivel internacional, hay países que apoyan la iniciativa de despenalización, pero Estados Unidos continúa en contra, lo que, al menos en mi opinión, causa que haya países latinos que se expresan en contra de la despenalización cuando su postura podría ser diferente. El presidente Otto Pérez Molina propuso nuevamente el tema en la Cumbre de las Américas, este pasado 15 de Abril,  quien recibió el apoyo de algunos mandatarios, como el presidente de Perú, quien denunció el doble discurso del tráfico de drogas comentando que, “hay poderosos intereses corporativos, económicos y hábitos de hacedores de políticas de Estados Unidos que hacen que bombardeen a los productores, pero no hagan nada con respecto al consumo”. En esta reunión de mandatarios latinoamericanos no se llegó a ningún acuerdo, pero sí se llegó a aprobar dar un mandato a la Organización de Estados Americanos (OEA) para iniciar un análisis sobre la política de lucha contra el narcotráfico.

Considero que la producción, tráfico y consumo de drogas no pueden ser detenidos porque siempre que haya una demanda, habrá una oferta. Es así de simple.

 Además, el mayor problema del narcotráfico no son estos tres factores, sino las consecuencias de ellos, como lo son la violencia y secuestros a partir de la rivalidad entre los traficantes. ¿Y quién lo sufre? La población, por supuesto, y aunque económicamente podría decirse que nos beneficiamos del lavado de dinero, se nos imposibilita la vida al encontrarnos rodeados por los altos índices de violencia que tenemos actualmente. Hay países que resultan más afectados que otros por la narcoactividad, como es el caso de Colombia y México, sin que eso signifique que Guatemala se quede atrás. Estados Unidos continúa negándose a la despenalización, y aunque no son el país que tiene los mayores índices de producción, si están entre los países con mayores índices de consumo, y es por ese alto consumo que gran parte del tráfico de drogas se dirige hacia el norte, y en el camino, todos los demás nos vemos afectados.

Entiendo que al despenalizar y regular la producción, tráfico y consumo de drogas, hay muchas mejoras que se podrían lograr. Como lo veo yo, no solo se podría obtener ingresos generados de impuestos a las drogas, sino que también se debería de rendir cuentas de cómo se obtienen los precursores y los fondos para la elaboración, lo que pondría a los narcotraficantes bajo el escrutinio legal.  Al lograrse esto, eventualmente se podría eliminar de la ecuación a los malhechores y poder transferir la producción y distribución de drogas a casas farmacéuticas que puedan dar un respaldo de calidad, lo cual disminuiría el riesgo de consumo, ya que no hay ningún control de calidad en la producción actual de las drogas ni el interés de tenerlo.

Además, el consumo de drogas debería ser estrictamente regulado, por lo que podrían designarse ciertas locaciones controladas para el uso de ellas, evitando así que los usuarios se conviertan en un riesgo para la población no consumidora. Por último, creo que el dinero invertido en la lucha contra el narcotráfico resultaría invertido en un control sobre él, lo cual podría no ser diferente financieramente, pero disminuiría los índices de violencia relacionados al tema. Sin embargo, todo plan tiene fallas, por lo que creo que siempre habría un mercado negro de drogas y usuarios descontrolados que podrían poner en riesgo a la población; sin embargo en mi opinión, el riesgo e impacto negativo sobre el país sería menor.

Me parece que dejé en claro que estoy a favor de la despenalización, y es que estoy a favor porque creo que lo que describí en el párrafo anterior podría resultar beneficiándonos no sólo a los guatemaltecos, sino a todos los latinoamericanos. Por supuesto, el tema de las drogas será un tabú por mucho tiempo, y siempre habrá quienes se opongan. Personalmente creo que nunca dejarán de existir, por lo cual es mejor regularlas y dejar que sea la población quien obtenga un beneficio su existencia en vez de quienes actualmente se aprovechan de la población. Pero eso pienso yo; y vos, ¿qué pensás?

Fotografía: http://www.vanguardia.com.mx/eneltemadelasdrogasirporlalegalizacionocontralaguerra-1222934.html

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