En abril de 2015, inició un movimiento ciudadano que colmó plazas y calles de los principales centros urbanos de Guatemala. Fue un estallido ciudadano, consecuencia de una crisis estructural que el Estado de Guatemala venía acumulando desde hacía décadas. Uno de los principales actores de tal movimiento, fueron los jóvenes urbanos y dentro de ellos, los estudiantes de la universidad nacional y de las universidades privadas.

Inspirados en estrategias diferentes a las de los liderazgos políticos tradicionales del país y recordando a varios movimientos universitarios de América Latina de los últimos años, los universitarios guatemaltecos expresaron, durante los meses de abril a agosto de 2015, su rechazo abierto y decidido a la clase política, así como su interés por contribuir y ser parte de la construcción de una nueva forma de hacer política en el país. Dejaron ver, al mismo tiempo que su entusiasmo, la falta de experiencia organizativa que los caracterizaba, pero también, un interés genuino por construirla. El movimiento estudiantil universitario compartía exigencias tanto de reforma estructural, como de reformas inmediatas, siendo estas últimas las que con mayor fuerza se expresaron, especialmente frente al tema de la corrupción. Provenientes principalmente de la universidad estatal y de algunas privadas, los grupos estudiantiles que participaron tenían un origen fundamentalmente urbano y capitalino. Así, los universitarios se reconocieron como sujetos políticos y unieron ideales, temores y esperanzas frente a una realidad que tradicionalmente los había ignorado por años. Aportaban así, como diría Ignacio Ellacuría, su connatural posición crítica idealista y su exigencia de acción eficaz, frente a la injusticia institucionalizada.

En tanto espacio concebido para dar voz a los jóvenes, durante las manifestaciones de 2015, la Revista digital Brújula retomó un tema dentro de su grupo de columnistas: durante aquellos meses, más del 90% de los jóvenes escribió sobre las protestas y movilizaciones, desde sus experiencias, vivencias y aprendizajes. Externaron también, sus temores y frustraciones e igualmente, sus esperanzas.

Brújula siempre fue pensada como un medio digital; funciona con ese formato, desde 2010. Cuando se consideró realizar la publicación que esta vez se presenta -por primera vez Brújula incluiría un formato físico-, se consideró relevante recoger y dejar constancia, a través de la palabra impresa, las ideas, pensamientos y opiniones de un grupo de jóvenes universitarios sobre aquella etapa histórica importante para su país.

Hay que recordar que para muchos jóvenes que participaron en 2015, se trató de la primera vez que intervenían en experiencias de este tipo. Fueron sus primeras manifestaciones políticas, su confirmación de pertenecer a un sujeto colectivo en búsqueda de transformaciones y cambios para Guatemala. Una búsqueda que para muchos aún continúa, a través de organizaciones y colectivos surgidos a raíz de tal crisis política. Leer desde Brújula las columnas de opinión de los jóvenes y su narración de las movilizaciones, es encontrar una fuente importante para el análisis del papel de la juventud urbana universitaria y parte de aquella magia de 2015.

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