Antes de cuestionar, dónde están las vacunas contra el COVID-19 en Guatemala, es necesario entender cómo funcionan las vacunas.

Después de casi un año de investigaciones, en el esfuerzo por producir vacunas para inmunizar contra el Covid-19, finalmente varios procesos concluyeron con resultados exitosos, de tal forma que ya se cuenta con distintas vacunas. Varios países han iniciado jornadas de vacunación, la mayoría lo han hecho estableciendo prioridades dentro de la población. Por nuestra parte, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, ha recibido los primeros lotes de vacunas contra el Covid-19, por lo que, es necesario que todos estemos informados sobre el tema. 

 

¿Cómo funcionan las vacunas contra el COVID-19?

 

La vacunas contra el COVID-19, en general, ayudan al organismo a desarrollar inmunidad ante el virus. Debido a sus distintas fórmulas, actúan de manera diferente para  permitir que el cuerpo se auto proteja. Por lo general, después de la vacuna el organismo demora algunas semanas en producir linfocitos T y linfocitos B. Además, el proceso de generar inmunidad puede causar síntomas, por ejemplo, fiebre, los cualesson normales y son una señal de que el organismo está desarrollando inmunidad.

 

 

¿Qué tipo de vacunas existen?

 

En la actualidad, hay por lo menos tres tipos de vacunas contra el COVID-19. Ninguna de estas evita que te enfermes de Covid-19, pero puede reducir los efectos.

 

      Las vacunas ARNmcontienen material del virus que causa el COVID-19, el cual instruye a nuestras células a crear una proteína inocua que es exclusiva del virus. Una vez que nuestras células copian la proteína, destruyen el material genético de la vacuna. 

      Las vacunas de subunidades proteicas incluyen porciones inocuas (proteínas) del virus que causa el COVID-19, en lugar del germen completo. Una vez vacunados, nuestro sistema inmunitario reconoce que las proteínas son ajenas a nuestro organismo y comienza a crear linfocitos T y anticuerpos.

      Las vacunas de vectores contienen una versión debilitada del virus vivo, un virus diferente del que causa el COVID-19, con material genético. Esto despierta en nuestro organismo una respuesta y empieza a crear linfocitos T y linfocitos B que recordarán cómo combatir el virus si nos llegamos a infectar en el futuro.

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