Oscar Eduardo Ramirez/ Colaboración/

Lo ocurrido en el Hogar “Seguro” Virgen de la Asunción ha demostrado, una vez más, que el terror y la negligencia  por parte de las autoridades estatales sigue vigente. Un incendio provocado por una revuelta gracias a un encierro y maltrato, deja constancia que el arrinconamiento de personas que levantan su voz en contra de actos que violan sus derechos serán reprimidas con el aglutinamiento, con la prisión interna.

41 mujeres han fallecido a causa del incendio provocado por el motín. El Estado y sus investigaciones no profundizan en cuál fue el verdadero origen de la situación.  La población, que apareció hasta que los sucesos explotaron, reclama las injusticias vividas. Éste es un caso muy similar al del año de 1980, cuando un grupo de campesinos del Quiché en forma de protesta tomó rumbo para la capital y entró en la Embajada española, reclamando justicia y protección para sus derechos fundamentales.

El fuego se apoderó de la embajada, se apoderó del hogar “seguro” y la razón fue en ambas, negligencia y terror.

La aglutinación de los campesinos en el 80 y su quema representan la forma de represión y sumisión que el Estado deseaba en ese entonces, la forma de encierro y crímenes que cometían los directores y cuidadores del Hogar Seguro también demuestra una forma de represión y negligencia. Las jovencitas que fallecieron en este hogar quedan representadas como mártires, se levantaron, denunciaron y su trágico destino fue la muerte.

No hay conclusiones claras. Las especulaciones de la población apuntan al Estado como el responsable total y la misma población se lamenta de manera irónica cuando los hechos pasaron. Guatemala está de luto por la partida de más de 40 mujeres que buscaban salir del terror. Vivimos en una sociedad tan dividida en ideales y en posiciones políticas que siempre se busca culpar al de arriba y no ver los errores que se tienen abajo.

Guatemala llora y se lamenta cada vez que hay tragedias pero,  ¿estamos solo lamentándonos o nos levantamos y cooperamos para consolidar una nación nueva? Morir a manos de la injusticia es como morir en la soledad, sin ningún respaldo o derecho de defensa; se quemó un Hogar “Seguro” al igual que se quemó una embajada española, hubo responsables, hubo muertes, hubo disputas, hubo momentos de tortura y también hubo violencia. Es hora de llegar más allá de la crítica y salir a luchar por las causas justas, no arreglamos nada manifestando siempre, buscando culpables e insultando por enojo y rencor a las autoridades; no las defiendo, pero tampoco nosotros los ciudadanos hemos sido unas santas palomas y atentos samaritanos.

Se quemaron dos pisos en Guatemala, el edificio está derrumbado por las muertes, y la realidad está fuera del conocimiento popular. Estas jovencitas no tenían la culpa de estar ahí, así como los campesinos del 80 tampoco tenían la culpa de las injusticias que se les cometió; hubo fuerzas gubernamentales en ambos casos que encubrieron varias factores de material verídico, pero aún así nosotros escondimos nuestra conciencia social.

#GuatemalaNuncaMás gritamos, llegó la hora de dejar de hacer solo eso.

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