En ocasiones he salido a correr por el centro histórico de la zona 1, para muchos es un lugar peligroso, yo no lo veía de esa manera, pues una gran parte de mi adolescencia tiene recuerdos de esas calles y avenidas. La última vez que salí, corrí un par de kilómetros y luego, estando sentado en uno de los parques, se acercaron a mí personas ofreciéndome varias sustancias químicas ilegales, por supuesto, tuve una cara de shock cuando me enteré de la forma en que hoy se mueve todas estas sustancias y de manera fácil, en casi cualquier punto de la ciudad.
Era común escuchar que en discotecas de zona 10, o zona 1 se podían obtener estupefacientes, creo que las personas que venden este tipo de sustancias tienen un ojo casi perfecto para saber a quién vender o a quién ofrecer. Desde el momento en que ellos te ven saben si tú has consumido alguno de estos químicos o si eres nuevo en eso. Además, ellos saben perfectamente si eres una persona débil que podría volverse adicto a una de sus drogas. Los vendedores primero tratan de sacar plática y cuando sienten que tienen suficiente confianza te lanzan un dardo ofreciendo sus productos, algunos caen en sus trampas. Las drogas están diseñadas para que en tu cuerpo se cree una adicción al momento de probarlas, es por eso que muchas personas les tienen miedo. Existen factores determinantes para que una persona comience a sentir una fuerte adicción por cualquier sustancia, como podrían ser: problemas intrafamiliares, traumas, o el sentirse rechazado por la sociedad, todo esto lleva a que una persona cuando siente depresión o problemas internos sienta la necesidad de consumir drogas, al inicio sentirá satisfacción pero conforme el tiempo avanza, la satisfacción cambia por ansiedad, insomnio, problemas psicológicos y mucho más que ello entrar en un estado de dependencia para sentirse bien.
Cuando las personas me ofrecieron sustancias, no puedo mentir, sentí mucho temor, primero porque no sabes lo que son capaces las personas que venden todas esas cosas al negarte y segundo, porque al final de cuentas con sus discursos logran crear dudas o despertar el sentir de experimentar. Con miedo mi respuesta fue un no, y luego de eso decidí no seguir descansando en ese parque y seguir corriendo, no había tenido una experiencia de esa manera, pero creo que estas personas se mantienen casi todos los días en esos lugares. A decir verdad son sus puntos de distribución, la policía o autoridades saben muy bien que es todo lo que se mueve en la ciudad y en donde se mueve, pero siempre tendrán cobardía a enfrentarlos, pues temen las reacciones que puedan tener para sus familias, y no es porque los vendedores sean quienes van a accionar contra ellos, sino todo este mundo incluso se mueve desde las cárceles, y es desde allí que se toman muchas decisiones para saber que vendedores serán los que van a estar en cada punto indicado.