Katerina/ Al-Anon/
Al llegar a la vida adulta, iniciando la carrera de ingeniería en sistemas, empecé a sentirme un poco desubicada y mi autoestima comenzó a descender a pasos agigantados, me llené de miedos e inseguridades. Empecé a sentir que todo lo que hacía no valía la pena, y todo esto impedía que me relacionara adecuadamente con las demás personas y sobre todo con chicos de mi edad.
A veces me aferraba a cualquier relación, valiera la pena o no. Hoy entiendo que esto tiene que ver mucho con mi adicción a las malas relaciones personales, eso era lo que yo había aprendido y era lo que continuaba haciendo, era la única manera en la que yo sabía relacionarme. Inmediatamente sentía que estaba enamorada de cualquier ser humano del sexo opuesto tan solo porque había sido amable conmigo o porque según yo me estaba enviando señales, y de esa manera yo pudiera darme cuenta que estaba interesado en mí. Luego de sumergirme en ese tipo de relaciones me di cuenta que al final me sentía como una idiota, me sentía muchas veces utilizada pues las cosas no se daban de la manera como yo las había idealizado.
Un día platicando con un compañero de clases, esperando que el maestro llegara al salón -cosa que no sucedió-, le conté esta molesta situación, que no podía más con ella y no sé… él me pareció el indicado para ello.
Me sorprendí muchísimo cuando me compartió que unos años atrás a él le sucedía lo mismo. Su papá bebía y eso había sido una de las causas para que él también se aficionara a las males relaciones. Pensé: pero si yo no tengo a nadie en casa que beba… y luego le comenté a él mi situación. Él pacientemente me escuchó y me dijo que me iba a llevar a un lugar donde yo iba a comprender qué era lo que me estaba sucediendo y encontraría muchas respuestas a las preguntas que tenía. Con un poco de resistencia, creyendo que me metería a alguna secta o religión conservadora, le acompañé tres semanas más tarde después de haber tenido nuestra plática. ¿Qué lugar era ese? Era Al-Anon*.
Hoy me encuentro feliz por haber encontrado ese lugar donde conocí y sigo conociendo personas que como yo han afrontado el alcoholismo de alguien más aunque ya no vivan con ellos ya sea por divorcio, muerte del ser querido, separación, etcétera. Descubrí que mi papá era alcohólico, descubrí que yo creía que el alcoholismo de mi padre no me había lastimado ya que él había muerto varios años atrás, pero la semilla ya estaba en casa aunque él ya no estuviera físicamente allí.
Hoy entiendo que el alcoholismo es una enfermedad de contagio familiar y que querramos o no, todos en casa nos contagiamos, y que para evitar este contagio debemos ir a un programa de doce pasos. El alcoholismo es una enfermedad de emociones, no se cura pero puede detenerse.
Eso y mucho más he aprendido en Al-Anon.
*Grupos de Familia Al-Anon y Alateen de Guatemala
6 calle 0-39 Zona 1
Tels:(502) 2253-9637 / (502) 2251-8949