Gabriela Sosa/
Entre miradas disimuladas se perdieron ambos, inventando cada uno la historia en su mente. Cada día, a la misma hora, el encuentro: al principio por accidente, por bella casualidad, un saludo por aquí, una risa por allá; pero pronto ambos corrían al encuentro, a la misma hora, en el mismo lugar, pensando todo el día en ello, buscándose con comentarios simples, preguntas sin esperar respuesta, con cualquier excusa para escuchar sus voces, decirse con los ojos lo que ninguno se atrevía a mencionar.
Poco a poco fueron conociéndose, acercándose, luego alejándose, ambos con miedo, ambos con sus propias paredes, bajándolas al no haber nadie alrededor, manteniéndolas a raya entre los otros; poco a poco, fueron perdiéndose en las miradas, poco a poco imaginando, negándose a creer que tal vez, solo tal vez, habían encontrado ese algo que nunca supieron querer….sin embargo no, no se atrevían, no se atrevieron, nunca lo harían.
¿Y si solo un lado lo imaginaba?