Nery Martínez / Colaboración /
¿Alguna vez ha tenido la sensación de que votar es inútil o poco consecuente? Si es así, está en lo correcto. Tal vez tenga un mal presentimiento, mucha incomodidad a la hora de elegir su candidato, porque está consciente que va a tomar una decisión de la cual puede arrepentirse más adelante. O está la otra posibilidad, razonar bien su voto, lo cual lo llevará a votar absolutamente por nadie.
Contrario a la opinión general, votar es un derecho y no una obligación.
En contra de lo que se ha escuchado acerca de la importancia de votar, lo cierto es que el sistema electoral, el cual se supone está basado en el sistema democrático, es pernicioso e innecesario para que la sociedad pueda conciliar sus diversos intereses a través de él. La razón básica es que se eligen intermediarios, denominados como representantes, los cuales negocian por las personas, en lugar de las personas empoderarse y negociar por sí mismas. Se basa en la creencia de necesitar de alguien para alcanzar fines en común entre nosotros, aunque en la práctica estos representantes no serán serviles a ellos, sino a quienes los financie para fines ajenos.
Una negociación se hace en nombre personal o se pone un representante para tal efecto; asumiendo que se trata de usted, será su persona la que tendrá control sobre él por darle su confianza a esa persona que haya designado. Si usted nunca ha financiado a un político ¿por qué votó / votaría por él?; si no puede tenerlo bajo su control, como en otro tipo de situaciones así lo haría, ¿entonces por qué favorecerlo? Si se observa desde la perspectiva del financista comprenderá pues, que no hay ningún sentido en ello, si no se está en capacidad de comprar onerosos favores o personas.
Todo partido político necesita financiamiento para echarse a andar sin importar su ideología, nos parezca o no. El financiamiento también crea otro conflicto de intereses, la imposibilidad práctica y legal de la ciudadanía de calificar las aptitudes de los potenciales candidatos, siendo paradójicamente un sistema antidemocrático. Si ha basado su decisión de voto en función de una postura ideológica, permítame citarle lo que mencioné en un artículo anterior:
[quote]“Es un error común apelar a la conciencia política de la personas por dos razones: primero porque eso no refleja necesariamente sus intereses, y por nadie está obligado a seguir una ideología. Lo correcto es apelar a los intereses para luego decidir si se está de acuerdo o no.”[/quote]
Tal vez eso puede aclarar las razones de la falta de honestidad e ideología. Esto también explica que el sistema electoral aparte de financiamiento, necesita una constante campaña de llamada concientización para que el público siga votando a pesar de su falta de credibilidad. Y así es, funciona solo mientras el público crea que los partidos son necesarios, aunque no sean creíbles. Bajo este razonamiento, también los políticos y sus financistas son necesarios y la corrupción en las esferas del poder, con el consentimiento del votante.
Desde luego estos no son argumentos contra la democracia, sino contra la partidocracia. Tampoco se niega que aún haya políticos con honorabilidad aunque pongan en riesgo su integridad física, evidenciando que están en el lugar equivocado para aquellas personas interesadas en dejar un legado positivo para el país. Es necesario entender que democracia es un concepto en construcción, lo que hace muy difícil tener un consenso general sobre ella. Sin embargo, tiene bastante aceptación la idea de que un país democrático es estable y próspero como resultado de una igualdad de oportunidades. Es decir la gente que se empodera a sí misma de las siguientes formas:
- Al entender que no necesitan compartir exclusivamente las mismas ideas para ponerse de acuerdo, hacen énfasis en las cosas que quieren o necesitan, ósea sus intereses y necesidades en común.
- Son personas y empresas de todos niveles que se organizan de forma económica.
- No se preocupan mucho de lo que el Estado puede hacer por ellos, si ellos logran organizarse independientemente.
- Tampoco necesitan que las autoridades del gobierno intermedien por ellos para negociar sus problemas con los sectores más tradicionales, pueden hacerlo directamente porque tienen capacidad de negociación.
- Emprenden proyectos de desarrollo comunitario y empresarial como cooperativas, monedas complementarias, cryptomonedas, economía autogestionaria, consumo local, por ejemplo.
- Y lo más importante, entienden que el poder económico es el que determina el político. Su bienestar propio traerá consigo estabilidad política y empoderamiento, no viceversa.
¡¿Para qué esperar otros 4 años para un cambio?!
Si quieren bajar los precios de la canasta básica solo hace falta formar una cooperativa de consumo de tu barrio, no hay que creer el anuncio de televisión que habla de una “estabilización de precios”. No hace falta insultar su propia inteligencia votando por alguien que no se conoce y que mucho menos les ha dado un centavo, a cambio de darles las promesas y excusas que vienes escuchando hace tiempo.
Los partidos políticos siempre jugarán con las pasiones e ideales del público; las campañas de concientización te exhortan a ejercer tu derecho a votar, pero con el cual no resolverás nada. Además recuerda que es más fácil llenar una papeleta, que emprender algunos de los ejemplos mencionados, así que depende de cada quien cuál opción tomar.
Tampoco es desinterés a la realidad de tu país, es cambiar de actitud para afrontar esa realidad. Hacer algo por nosotros mismos e ignorar a los partidos. Mientras más nos empoderemos, menos nos importará lo que ellos hagan para captar nuestra atención. Eso es el apartidismo, reconocer que los partidos y sus financistas no son indispensables, que no se debe subestimar el poder creativo y racionalismo de una persona, empresa o comunidad organizada.