Cristina Figueroa/ Opinión/
¿Cuál es tu perspectiva del arte? ¿Una pérdida de tiempo? ¿a lo que los vagos se dedican? ¿algo de lo que no se puede vivir? ¿una carrera de mentiras? Muchos me han dicho que cuando me pongo a pintar o escribir, estoy dedicándole tiempo a un simple hobby que lo único que hará será entretenerme por un momento, y el aporte a “mi futuro” será nulo. Creo que es momento de cambiar ese punto de vista, porque el arte aporta más a nuestras vidas de lo que nos imaginamos.
Pensemos un momento qué sería del mundo sin el arte. En las fiestas no habría música, en los centros comerciales no habría cine, en las paredes no habría cuadros; incluso no habría paredes porque la arquitectura es parte del arte, ¿o no? Nadie bailaría, nadie se maquillaría, nadie innovaría con su ropa. ¡No habría forma de deprimirnos más con la música triste! Los celulares no tendrían ringtone.
¿Y qué hay de los artistas? Esas personas emocionales que necesitan liberar su creatividad, sus sentimientos, sus loqueras, ideas y depresiones de alguna forma.
El arte los ha ayudado a crecer, a sobrevivir, el arte es de alguna forma su arma y su escudo.
Muchas personas no suelen entenderlo porque no lo han vivido, no lo han intentado o simplemente no es lo suyo, pero no por eso deben evitar su recompensa.
Es cierto que un artista no hace arte solo por dinero, pero también es humano y desea vivir de lo que le apasiona. Y muchos creen que no está haciendo ningún esfuerzo. Pero no saben lo que es pasar un día o varios días enteros sin comer, sin salir del cuarto, por inspirarse en un lienzo o en una guitarra. O después de varios años terminar un libro, a las 6 de la mañana con los ojos podridos. O lo peor de todo, que su familia, sus amigos y el resto del mundo ignoren cada pequeño resultado de cada gran esfuerzo.
Al igual que el ejercicio físico, un poco de arte cada día nos ayuda a seguir viviendo, y ni nos damos cuenta.