Fernando E. Barrios M.
Abogado y Notario
La generación “Y” somos todos los jóvenes nacidos entre el año 1982 y el año 1994, quienes hoy en día tenemos una edad comprendida entre los 17 y los 29 años. Los jóvenes entre los 18 a 30 años somos aproximadamente un 40% de la población de nuestro país. Basado en este número, me atrevo a decir que para que exista una representación perfecta de parte de nuestros candidatos a cargos públicos, estos deberían de constituir aproximadamente un 40%, lo que se traduce a 12,717 candidatos menores de 30 años. Lo interesante es que la tendencia es otra, y es un 60% de candidatos a cargo de elección que son jóvenes (entre 18 a 30 años), siendo estos 19,076.
Esta tendencia de los políticos jóvenes ha resultado ser un fenómeno que se ha generalizado en todos los partidos políticos, en algunos casos encabezan listados tan importantes como el listado nacional de diputados al Congreso de la República, en otros casos sólo son utilizados para rellenar los últimos lugares de los listados.
Surge la pregunta ¿cuál es la razón de ser de este BOOM de la generación “Y” en la política? ¿Será que los líderes de los partidos políticos creen en la capacidad de los jóvenes, en sus aportes y en la necesidad de la juventud guatemalteca de ser representada? Como los chapines decimos, “de todo hay en la viña del Señor”. Hay partidos políticos que creen en los jóvenes, creen en sus aportaciones y más importante en sus ideales; pero también hay otros que sólo buscan nuestros votos e intentan hacernos sentir identificados, proponiéndonos ser representados por jóvenes, buscan integrarnos a sus movimientos.
¿Será que estos jóvenes están preparados para representarnos? Espero que sí, porque basado en la gran cantidad de candidatos menores de 30 años, existe una gran probabilidad que lleguen a ocupar una curul en el Congreso, o un puesto en una corporación municipal. El hecho de ser joven no es sinónimo de capacidad, más bien es sinónimo de inexperiencia; pero hay que recordar que ésta no siempre es mala, ya que por algún lugar se debe iniciar. Generalmente en la juventud no se está corrompido, es más se está motivado y se busca un cambio, el cual es sumamente necesario para nuestro país.
Entonces ¿qué es lo que necesita Guatemala, un joven político o un experimentado político? A mi parecer nuestro país necesita la mezcla entre experiencia y juventud, necesitamos jóvenes que proporcionen fuerza y deseo de cambio, pero también la experiencia que los guíe, porque bien es cierto el dicho “más sabe el diablo por viejo que por diablo”.
No cabe más que pedirles a todos nuestros lectores que el próximo 11 de septiembre acudan a las urnas a ejercer su derecho y cumplir su obligación de votar, y que lo hagan por jóvenes o por no tan jóvenes, pero que no se dejen llevar por esta característica, sino que lo hagan basados en sus hojas de vida, principios, intereses e ideologías. Esperemos que el BOOM de la generación “Y” en la política, sea el principio del cambio de nuestra Guate, por que si no lo hacemos nosotros entonces ¿quién lo hará?