Sucidio 3

Anónimo / Colaboración/Testimonio/

Yo tenía apenas solo 10 años en el año 2004, era octubre y empezaban las vacaciones de fin de año. Ese día salí a jugar con mis amigos llevando conmigo una bicicleta y una pelota de fútbol. Cuando la tarde pasó y el juego terminó, decidí entrar la pelota a mi casa. De camino hacia allá, me encontré a mi hermano mayor que se dirigía al mismo lugar. Le pedí de favor que entrara la pelota por mí, sin saber que sería la última vez que lo vería.

Yo me quedé afuera aún con mis amigos y cuando llegó el momento de volver a casa, no mi hermano no estaba, había desaparecido extrañamente. Fue después de unas horas que nos percatamos que se encontraba muerto en el cuarto con llave de mis padres. Fue una trágica noche, todo cambió ese día. Mi hermano decidió quitarse la vida por medio de un arma y hasta ahora se desconocen las razones.

Todo cambió, tanto mi vida sin tener con quién jugar, sin tener un modelo a seguir, como a quien pedirle consejos de hombre a hombre. Esa noche me tocó realizar un cambio de hermano mediano a hermano mayor. Toda mi familia sufrió de alguna manera, a tal punto que mi padre compró una nueva casa, mi madre tuvo una parálisis facial y depresión severa. En algún punto, todos estábamos acostumbrados a tener cuatro miembros en la familia, ahora solo contamos con tres cada uno…  Han pasado 9 años en los cuales hemos sabido superar la herida, pero donde la marca sigue constante año tras año… Nunca se sabe cuánto puede faltar una persona hasta que hace falta y nunca vuelve.

Con este artículo quiero llamar la atención a todas esas personas que no encuentran salida alguna a sus problemas, que creen que nada tiene solución. No se rindan por querer perseguir la felicidad y descubrir lo bueno que tiene la vida. Apenas tengo 19 años de vida, quizás no soy la persona más conocedora ni la más madura, pero a esta edad a pesar de los pesares, he sabido ser Feliz. Te invito a que tú también persigas lo que a todo mundo le pertenece; el derecho a ser feliz y tener una vida plena.

 

Fotografía: andrewroebert.com

Compartir