Por: Anelisse Escobar
La famosa cifra desde 2015, y la más actualizada hasta el momento: 1 de cada 2 niños padece de desnutrición crónica en Guatemala. Una condena para el futuro y algo que parece normalizarse entre nosotros pero, ¿hay solución? Un análisis por el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá es el ejemplo del impacto de la alimentación desde los primeros días de vida. El Dr. Bressani analizó a través de varias generaciones en Guatemala, la importancia a corto y largo plazo de la proteína en la vida de las personas. Se le dio una bebida a dos grupos de niños/as, a un grupo se le dio un atole fortificado con proteína y a otro una bebida azucarada. A los niños/as que se les dio un atole con más proteína tuvieron efectos positivos a comparación a sus pares que no lo recibieron. A los tres años representó 3 cm más en talla, pero la mayor parte se logró a los dos años. De 11 a 26 años, eran más altos con mayor masa magra. Fueron jóvenes con mayor desempeño escolar, más probabilidad de retención y menor repotencia escolar en mujeres. Como adultos lograron los hombres lograron 46% más ingresos comparado a quienes no recibieron el atole. Las mujeres incrementaron 1.2 años de escolaridad y los hijos de las mujeres que recibieron el atole tuvieron mejor peso y talla al nacer. (1)
Semilla Nueva trae una propuesta de cambio en la dieta de los niños y niñas más vulnerables de Guatemala, el maíz nutritivo. Demasiadas personas, especialmente las de bajos ingresos, consumen dietas que dependen casi por completo de los alimentos básicos como el maíz y, por lo tanto, son bajas en micronutrientes.
Si 900 millones de personas comen maíz para el desayuno, el almuerzo y la cena en algunos de los países más desnutridos del mundo, ¿cómo construimos un modelo para nutrirlos a todos?
Con los mejores científicos, desarrollamos mejores semillas (cultivadas de forma natural, no transgénica, con un mayor contenido nutricional) que satisfacen las necesidades nutricionales de los niños y las necesidades financieras de los agricultores. Generamos demanda comunitaria y vendemos estas semillas a los agricultores. Brindamos un incentivo a las empresas de semillas para que vendan semillas biofortificadas a precios reducidos para llegar a más agricultores. Monitoreamos y evaluamos nuestro enfoque y recopilamos evidencia para incidir en el gobierno para que adopte políticas que favorezcan las semillas biofortificadas.
El resultado: Los agricultores aumentan sus rendimientos e ingresos, al mismo tiempo que mejoran la nutrición de sus hijos y de los consumidores que compran su maíz. En 2020, 9,936 agricultores sembraron nuestras semillas de maíz nutritivo, alimentando a unos 230,472 consumidores.
Alrededor de un millón de hogares (73% de los hogares agropecuarios) dependen de su propia producción de maíz para comer. En esos hogares, la pobreza existe. Fuente: BID, 2012/ ENCOVI 2011
Esta semilla nutritiva puede mejorar la dieta de la familia sin cambios significativos en sus costumbres. Los ensayos clínicos aleatorizados en todo el mundo confirman que estas semillas pueden reducir el retraso del crecimiento hasta en un 20%. Nuestras semillas también ofrecen una ventaja competitiva en costos, apelando a lo que más les importa a los agricultores: mayores rendimientos e ingresos. Esto hace la diferencia en calidad proteica, hierro, y zinc todos los días con solo una decisión para la familia: sembrar la semilla. Haciendo esta intervención compatible con la tradición y dieta rural buscamos escalar el modelo.
Guatemala lleva décadas intentando cambiar la dieta de maíz a una dieta más diversa. No se debe pausar los esfuerzos para esa meta. Sin embargo, si podemos mejorar la dieta base, ofreciendo una buena solución para el corto y mediano plazo mientras trabajamos en las otras raíces del problema.
Semilla Nueva – ¿Quiénes somos? from Semilla Nueva on Vimeo.