Sussan Andrea Munguia Navarro/

Guatemala en su momento, fue “el país de la eterna primavera” por su clima templado y por su megadiversidad ya que en su territorio, alberga un gran porcentaje de biodiversidad mundial; sin embargo, ¿queda aún algo de ella? Guatemala ha atravesado por muchos cambios, muchos avances, muchas mejoras; pero ninguna de ellas en cuanto a mejoras como personas, como país o como sociedad.

Las causas del pasado, son las consecuencias de nuestro presente y solo así nos será más fácil entender las problemáticas a las que nos enfrentamos hoy en día.

Sí, esta es una opinión más sobre el cambio climático en Guatemala. Te apuesto a que has leído varios artículos sobre esto (o probablemente solo visto el título e ignorado) y escuchado del tema tantas veces, que se volvió un cliché. La pregunta es ¿Por qué insistimos tanto en esto? La respuesta es simple, ¿Sabés que es el cambio climático? ¿Haces algo por él? ¿Sabés de alguna norma que regule lo concerniente al tema? Lo más probable, es que no.

Lo más cerca de saber sobre normas en cuanto a contaminación, son los letreros que vemos pintados en algunos muros que dicen “prohibido tirar basura, multa de Q.300.00”. Pero esto va más allá, de nuevo, ¿Por qué insistimos en esto? Porque no tenemos ni la cultura, ni la conciencia en cuanto al medio ambiente, porque no es un tema de moda y porque quizá nunca lo sea; porque lamentablemente, solo reaccionamos cuando tenemos el problema enfrente y entonces, buscamos soluciones que apacigüen el problema pero no que lo solucionen de raíz.

Según la Convención Marco para el Cambio Climático de las Naciones Unidas[1], el cambio climático se define como “la variación del clima, atribuida de manera directa o indirecta a las actividades humanas que alteran la composición de la atmósfera, y que se suma a la variabilidad climática observada durante periodos de tiempos comparables”. Esta convención fue ratificada por Guatemala y regula definiciones y compromisos generales, los cuales los países que la conforman, asumieron llevarlos a cabo con el fin de proteger del cambio climático, a las generaciones presentes y futuras.

Guatemala y en general Latinoamérica, son más vulnerables a enfrentar los problemas del cambio climático, esto debido a su posición, tanto geográfica como económica; siendo algunos de los principales efectos el aumento de temperatura, la variabilidad climática y la intensificación del ciclo hidrológico. Esto último, quiere decir que las condiciones climáticas se intensifican, haciendo de la época de lluvias mucho más intensas y a la inversa en la época seca.

El riesgo de que ocurra un desastre, depende de la cantidad de fenómenos extremos, de la exposición y de la vulnerabilidad. ¿Esto qué quiere decir? Que todos los países están expuestos y son propensos a que ocurra un desastre (en diferente magnitud y de diferente índole) y a enfrentarse a fenómenos extremos; sin embargo, se aminora la posibilidad o al menos facilita el lidiar con el desastre si el país es menos vulnerable. Debemos entender que las cosas funcionan como un efecto dominó, si algo se viene abajo, el resto también y en el ámbito ambiental, esta regla no es la excepción. Que talen árboles en Australia, no quiere decir que solo afecte a Australia, que contaminamos el lago de Amatitlán no quiere decir que solo afecte a Guatemala y así sucesivamente. Consciente de ello, el Estado de Guatemala, el 22 de abril del año 2016, firmó el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático.

Este Acuerdo, tiene como principal objetivo contener la elevación de temperaturas muy por debajo de 2° C, y el de esforzarse para limitarla a 1,5° C, esto respecto a niveles industriales (quienes son los principales contaminantes).  Este acuerdo, requiere que como mínimo 55 países (que representen las principales emisiones de gas de efecto invernadero) se suscriban. Lamentablemente, de esos 55 países, solo 22 lo han ratificado, siendo Guatemala uno de ellos.[2]

Este acuerdo, reconoce las necesidades de cada país, sobre todo los países en vías de desarrollo, quienes son los más vulnerables al cambio climático, es por esto que está basado en el principio de responsabilidades comunes teniendo en cuenta las diferencias y las capacidades respectivas de cada circunstancia nacional. Cada país, desarrollado o en vías de desarrollo, son emisores de gases de efecto invernadero en diferente porcentaje y magnitud; sin embargo, cada quién debe asumir su responsabilidad y comprometerse por que su país sea consecuente con sus acciones.

Guatemala al ratificar el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, se propuso disminuir el 11.2% de emisiones para el 2030[3].

Guatemala cuenta con un Plan de Acción ante la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y una Ley Marco de Cambio Climático, la cual establece la creación de Registro de Proyectos de carbono que será manejado por el MARN para promover los proyectos de reducción de emisiones, entre otros cambios que constantemente son fiscalizados y de los cuales debe rendirse informe. Sin embargo, no se ha visto ningún cambio palpable. Seguimos sin poder bajar la ventana de nuestro carro por el smog, seguimos teniendo pérdidas de cosechas por la falta o aumento de lluvias[4], entre otros.

Pese a los cambios tangibles que vemos, nos encerramos en nuestra burbuja, con una sonrisa de audífono a audífono sin ser conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor y de que como no nos pasa a nosotros, no importa… ¡Y no! No es así, el efecto dominó seguirá esparciéndose y teniendo como resultado más pobreza, menos alimentos, menos salubridad y mayor dispersión de enfermedades y eso sí que nos va afectar a todos.

Nos enojamos cuando alguien critica Guatemala y la defendemos y nos jactamos de “amar” nuestro país, no entraré en temas de definir el amor porque por ahí dicen que es mejor sentirlo que definirlo, pero implica aceptar todo, conocerlo todo, no solo escoger ciertas partes de Guatemala y exhibirlas y otras ocultarlas, porque al fin y al cabo, todo es parte de nuestra realidad. Si no te gusta algo, ¡Cámbialo! No exijás únicamente lo que te convenga, lo que mires en noticias, lo que esté de moda; porque al final la moda viene y va. Aprendé, empapáte si no sabés algo, porque esa es la única manera de fiscalizar lo que las instituciones públicas hacen en nuestro nombre.  La eterna primavera, perdió su fuerza, se volvió eso únicamente, una frase, entonces devolvámosle el significado. Conocé tus leyes, fiscalizá las acciones del Estado y esforzáte primero en cambiar tú, porque como una vez me dijeron: “antes de cambiar el mundo, dale tres vueltas a tu casa”. [5]

[1] Hecha en Nueva York el 9 de mayo de 1992 y firmada por Guatemala el 13 de junio de 1992.
[2] http://www.marn.gob.gt/noticias/actualidad/Guatemala_elabora_mecanismos_para_cumplir_Acuerdo_de_Pars
[3] http://www.marn.gob.gt/noticias/actualidad/Guatemala_ratificar_acuerdo_de_Pars_sobre_el_Cambio_Climtico
[4]  (www.oxlajujtzikin.blogspot.com) ; (http://guateagenda.com)
[5] Proverbio Chino.

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