Debate

Pamela Avilés/ Opinión/

Me siento orgullosa, de hecho me siento muy orgullosa. Hace ya algún tiempo atrás emprendí un viaje de aquellos en los que no estamos seguros si valdrá la pena, si algo positivo saldrá de ello, un viaje en el que los beneficios no eran tan claros y los sacrificios eran demasiados.

Sin embargo, decidí involucrárme, decidí creer en que puedo hacer un cambio, decidí que yo podía aportar algo bueno a mi país.

Y hoy les diré que lo he logrado. Lo interesante es que no es un logro personal, es un logro que va más allá de lo que yo como ser humano podría pedir, algo que en un inicio no imagine. Este logro ha sido, es y espero con gran anhelo que siga siendo el fomentar y desarrollar una cultura de debate en nuestra Guatemala.

Como ya mencioné, esta columna nace del orgullo que siento hoy al ver los resultados de estos “sacrificios que eran demasiados”. Así que dejenme aclarar un poco la situación, hace ya bastante tiempo tuve la oportunidad de involucrarme en la Asociación de Debates de la Universidad Francisco Marroquín, se me delegó la tarea de lo que nosotros llamamos el “Club de Debate” y vaya sorpresa la que me llevé. Encontré una pasión, que no les miento, no sabía que tenía. Una pasión y un amor por ese intercambio de ideas, pero no solo cualquier idea, debían ser ideas críticas, ideas que cuestionan, ideas que defienden, pero más importante aún ideas con fundamento.

El punto de esta columna no es contarles sobre mis logros, sino mis descubrimientos. De manera que siento enormes ganas de compartir con un ustedes el más importante de todos: la necesidad de una cultura de debate en Guatemala, sobretodo en nuestra juventud. Una necesidad por cambiar la forma en que educamos a nuestros jóvenes. Una necesidad de cambiar la forma de intercambiar, proponer e incluso de pensar nuestras ideas. Una necesidad de fomentar en cada uno de los guatemaltecos una actitud crítica, de eliminar la indiferencia hacia aquellos temas que nos afectan como ciudadanos. Y es que, una vez aprendamos que la verdad no es una sola, sino la combinación de muchas, sabremos afrontar cualquier situación que se nos presente, como individuo, como sociedad, como país.

El problema no es no creer en la verdad, el problema es encontrar mecanismos que nos permitan descubrirla.

El debate es una de las herramientas que promueven la búsqueda de la verdad por medio del intercambio de argumentos lógicos y racionales. El debate a pesar de ser una actividad competitiva, es también una actividad cuya misión es desarrollar las habilidades de investigación, razonamiento, expresión y comunicación que cada uno de los individuos tiene y necesita explotar. Aquel que sabe, difícilmente es cuestionado, he ahí la importancia de la investigación. Aquel que utiliza la razón, difícilmente es víctima de la ignorancia y de la posible dominación intelectual por parte de terceros. Aquel que se expresa y se comunica, logra conseguir ser escuchado, y quien es escuchado logra conseguir.  Comunicándonos es como conseguimos mejorar, como logramos cambiar las cosas, como resolvemos los problemas, como pedimos lo que queremos. ¿Por qué no darles a nuestros jóvenes estas 4 herramientas?

Me gustaría compartir un caso, que me llena de muchísimo orgullo y es una muestra de lo poderoso, atractivo e interesante que es el debate como una método de enseñanza. El Colegio Internacional Montessori ha abierto sus puertas a esta nueva forma de enseñar, han fomentado el debate en alumnos de primero básico hasta quinto bachillerato; yo tengo dos palabras para esto: excelencia académica. Me gustaría en verdad creer que algún día se replicará este caso en los colegios en toda Guatemala. ¿Por qué?

Porque Guatemala necesita líderes críticos, líderes capaces de argumentar y defender posturas, líderes capaces de comunicarse sin ningún problema, líderes dispuestos a buscar la verdad de todos y no la individual.

Y es que al final todo se reduce a que los jóvenes son el futuro de Guatemala, y necesitamos que sean jóvenes altamente preparados, porque nuestro país necesita mejorar. Y yo quiero creer que podemos cambiarla, empezando por crear una actitud crítica que surge de una herramienta académica como lo es el debate. Me gustaría terminar diciendo que es la educación la que debemos cambiar, mejorar y ampliar, pues es aquí donde inicia el cambio, donde inicia el desarrollo, donde iniciamos a mejorar todos los guatemaltecos. “No se debe ser demasiado severos con los errores del pueblo, sino tratar de eliminarlos por la educación -Thomas Jefferson”

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