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Carlos Vásquez / Colaboración /

El panorama político de Guatemala no será el mismo, desde finales de abril la situación ha sufrido una trasformación total. Lo que significa el cambio de escenario para un juego de reglas tan viejas como la mayoría de sus jugadores.

La intervención de la ciudadanía en los asuntos de Estado ha puesto en jaque a la clase política. De ahora en adelante todos sus movimientos deben er pensados y realizados de forma distinta, cuidando todos los detalles para no llamar la atención. El despertar de los guatemaltecos los ha tomado desprevenidos.

La coyuntura actual amenaza la conservación del poder y los políticos harán uso de toda clase de artimañas para mantenerlo, incluso adaptarse a las nuevas disposiciones que la sociedad exige.

El imperio contraataca y su primer movimiento ha sido incursionar en las redes sociales. Semanas seguidas al movimiento #RenunciaYa las redes sociales veían el surgimiento de páginas dedicadas a deslegitimizar las marchas ciudadanas llegando a catalogar de “golpistas” a los participantes. En tanto otras enfocan sus esfuerzos a dañar la imagen de analistas y tomar cualquier información a medias para crear escenarios ficticios y aseverar complejas situaciones. No obstante, sus repercusiones han sido mínimas y el buen criterio ciudadano ha prevalecido.

En tanto a la conformación de las comisiones de trabajo para la reforma de leyes claves para el desarrollo institucional es generalmente aceptada por la ciudanía, sin embargo, la comisión de reforma de la Ley de Elecciones y Partidos Políticos es presidida por Luis Rabbé. Recordado encargado de la cartera del MICIVI durante la administración del FRG y conocido por su relación con los medios de radio y televisión nacional. Cabe destacar que durante la exposición a la ciudadanía de los proyectos y comisiones, Rabbé públicamente desmeritó las marchas pacíficas y limitó la participación de la sociedad civil.

Durante el mes de junio el contraataque ha tomado un matiz distinto. El día viernes 5 de junio grupos de personas bloquearon puntos vitales de la red de calzadas metropolitana durante varias horas impidiendo el tránsito de miles de vehículos. Los bloqueos tenían por objeto la solicitud de renuncia del Presidente y la exigencia de justicia, no obstante, el modo de protesta distó del proceder de los movimientos ciudadanos y hasta el momento no se tiene conocimiento certero de quien fue su organizador.

Analistas políticos aseguran que éstas medidas buscan desprestigiar las protestas civiles con el objetivo que éstas pierdan apoyo y popularidad.

En las cercanías de la quincena las redes sociales viralizaron el anuncio de un supuesto “paro” convocado para el día martes 16. Con el correr de las horas fluyó la información y se confirmó la convocatoria de un grupo a realizar actividades en puntos vitales de circulación de vehículos dentro de la capital con el fin de encuestar a los transeúntes. Los organizadores del denominado “¡Muchá mejor! hagámonos el paro” argumentaron que no buscaban interrumpir u obstaculizar la libre locomoción de los ciudadanos. La desorganización y carencia de habilidades de comunicación caracterizaron a este movimiento que hasta el momento no queda claro su objetivo.

Al momento de la elaboración de esta columna los antejuicios se encuentran a la orden del día, un recurso de amparo deja en suspenso la acción de antejuicio contra el Presidente Otto Pérez Molina, en tanto el candidato del partido Líder anuncia la renuncia a este derecho, mientras que el aparato legal de la UNE se prepara para enfrentar la acción de retiro de antejuicio por parte del Ministerio Público a solicitud del Tribunal Supremo Electoral a causa del delito de coacción del elector.

El imperio ha contraatacado y lo seguirá haciendo mientras la sociedad organizada exige justicia. La contienda electoral a penas inicia y la sociedad civil debe redoblar esfuerzos como ente fiscalizador y prestar especial atención a los esfuerzos de la clase política por mantener su aventajada posición de poder y beneficios. La lucha continúa.

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