Karen Molina/ CREARE/
Disfrutar de la propia sexualidad es algo natural y un derecho humano de todas las personas. El derecho al placer sexual es necesario para el ejercicio de una sexualidad plena.
Para las mujeres, el ejercicio de la sexualidad ha sido diferente al de los hombres. Vivimos en una sociedad patriarcal que, durante mucho tiempo, ha impuesto normas de conducta a las mujeres a través de diversos mecanismos de opresión sexual para el control de nuestros cuerpos.
Constantemente se nos ha enseñado que la sexualidad es solamente un método para quedar embarazadas y tener hijos.
Por esa razón, cuando nos salimos de la norma y nos atrevemos a vivir y disfrutar de nuestra propia sexualidad, somos estigmatizadas de diversas formas. Esta perspectiva excluye aspectos que son muy importantes para nuestras vidas, limitando la posibilidad de explorar el propio cuerpo y conocer esas zonas específicas que nos proporcionan placer, independientemente de la reproducción.
El conocimiento de nuestro cuerpo es fundamental para disfrutar del placer sexual. Sin embargo, muchas mujeres sexualmente activas, pasan años sin experimentar un orgasmo, a pesar de que, contrario a los hombres, las mujeres tenemos la capacidad de experimentar multi-orgasmos.
En el orgasmo femenino, el clítoris juega un papel fundamental, pues es el órgano sexual con una única función: proporcionar placer. El clítoris es el tejido más sensible que existe, tiene 4 mil terminaciones nerviosas que llegan desde ambos lados y que culminan en un pequeño apéndice con 8 mil fibras nerviosas. Cuando el clítoris se excita, la sangre fluye, el órgano duplica su volumen, se tensa y endurece como en el caso de la erección masculina.
Por otro lado, el denominado “orgasmo vaginal” surge del interior pero sigue siendo una estimulación del mismo órgano. El clítoris juega un papel fundamental en el orgasmo femenino, ya que sin su estimulación este no se produce, pues la vagina tiene pocas terminaciones nerviosas, prácticamente ninguna.
Las mujeres debemos estar conscientes de la capacidad que tenemos para experimentar orgasmos.
Debemos acabar con los mitos en torno a nuestra propia sexualidad, como la frigidez o las teorías que invisibilizan al orgasmo clitorideo, centrando el ejercicio sexual en la reproducción. El placer sexual se puede experimentar de muchas maneras, con otras personas o con nosotras mismas. El autoerotismo, siendo su práctica más conocida la masturbación, también es una opción para conocernos mejor y saber lo que nos gusta y lo que no nos gusta.
Somos seres sexuales y debemos reconocer que todas las personas tenemos derecho a disfrutar del propio placer y experimentar orgasmos. Las mujeres no debemos, ni podemos quedarnos al margen de esa posibilidad.
Fotografía: www.isabelduar.blogspot.com