Mgtr. Melissa A. Lemus/Colaboración/
El intento suicida, para algunos autores llamado parasuicidio, tentativa de suicidio, intento de autoeliminación (IAE) o autolesión intencionada (deliberate self harm), es aquel acto que una persona se realiza a sí misma de manera deliberada para quitarse la vida, pero sin logarlo (Pérez Barreno, 1999), el suicidio, es cuando logra provocarse la muerte.
El suicidio ocupa un lugar entre las primeras 20 causas de muerte en las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2013).
Es complejo el tener una estadística tan fidedigna de la tasas de muerte por suicidio, pero es una situación que traspasa fronteras, geografías, culturas, etnias, religión, edades, estatus socioeconómico, etcétera. Es un problema social, público más que individual.
La OMS (2013) ha asociado algunas enfermedades mentales, principalmente la depresión y los trastornos por consumo de alcohol, el abuso de sustancias, la violencia, las sensaciones de pérdida, además diversos entornos culturales y sociales como algunos factores que constituyen de riesgo de suicidio. Pero en realidad, pareciera que cualquier persona en cualquier momento determinado puede experimentar que la vida no tiene sentido y considerar a el suicidio como la opción para salir de esta situación.
¿Puede detectarse algún cambio de conducta?
Los esfuerzos de las instituciones de salud están dirigidos a prevenir el suicidio, por lo cual la familia y amigos se convierten en el principal camino para llegar a la prevención.
Lo más notorio para las personas cercanas a la persona en riesgo, es el intento suicida, que es la conducta que evidencia la intención que tiene la persona de terminar con su vida.
Pero antes, hay algunos comportamientos que pueden identificarse, tales como ideas o actos de autodestrucción, lesiones corporales, algunas amenazas o gestos, previo al intento y el hecho consumado.
Pérez Barrero (1999) comenta que hay unos amplios pensamientos en torno a la ideación suicida, entre ellas enlista las siguientes:
- El deseo de morir:
- “La vida no merece la pena vivirla”
- “Yo lo que debiera es morirme”
- La representación suicida
- “Me he imaginado que me ahorcaba”
- La idea de autodestrucción sin planeamiento de la acción
- “Me voy a matar”, y al preguntarle cómo lo va a llevar a efecto, responde: “No sé cómo, pero lo voy a hacer”.
- La idea suicida con un plan indeterminado o inespecífico aún
- “Me voy a matar de cualquier forma, con pastillas, tirándome delante de un carro, quemándome”.
- La idea suicida con una adecuada planificación, lo que se conoce como plan suicida.
- “He pensado ahorcarme en el baño, mientras mi esposa duerma”.
Los jóvenes son una población vulnerable al suicidio, se considera que en el género femenino los métodos más utilizados son los suaves o no violentos, principalmente la ingestión de fármacos o sustancias tóxicas. Mientras que en el género masculino son más violentos como el uso de armas de fuego y ahorcamiento. Así también la literatura habla de que las mujeres tienen más conductas parasuicidas, como en búsqueda de atención, pero que en los hombres, el gran porcentaje, en el primer intento lo consigue.
Referencias:
Organización Mundial de la Salud (2013). Prevención del Suicidio. Recuperado de: http://www.who.int/mental_health/prevention/es/
Pérez Barreno, S. (1999). El suicidio, comportamiento y prevención. Revista Cubana de Medicina General Integral versión On-line ISSN 1561-3038 Recuperado de http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S0864-21251999000200013&script=sci_arttext&tlng=pt
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