Ayer, asalté el cielo
Y pude ver sus cicatrices
Hoy, llueve
Y solo veo desteñirse una sombra azul en el suelo,
El único regalo de su patria.
Nadie tachó tantas veces un cuento
Como yo este poema
Porque a estos versos nadie les habló de un tiempo presente
Hasta que pudieron verse
Salpicados de muerte.
Hablo por la niña, que soñó con ser princesa.
Aquella consciente de su poder
Que sin pociones pudo convertir
Lágrimas en flores blancas
Para adornar su bandera
Persignándola con el perdón
Después, de las cenizas.
Hablo por la niña, deseosa del beso.
Nadie tachó tantas veces un cuento
Como yo este poema
Por miedo a sus ojos
Por miedo a descubrir que los ángeles también lloran.
Cuándo se borró de un cuento la ruta
De una princesa hacia un castillo púrpura.
Hablo por la niña de las oraciones
-Ella soy yo-
Déjenme doblar las rodillas
Déjenme sentir en cada pulmón las migajas de aire fresco
Que es lo único que dentro de mí
Puedo sentir libre.
Sopla tan fuerte derribando muros, puertas y ventanas.
Déjenme guardar mis alas
Porque mis ojos no las quieren ver
Manchadas de sangre.
Déjenme ver en la oscuridad un arcoíris
Con el fuego que produce mi fe convierto el dolor en cenizas
Mientras me siento en el suelo a guardarlas entre bolsas de azúcar
A crear con él, el más delicioso algodón, que nos llene de esperanza.
No dejen que la definición de amor sea ahora un hogar vacío
Ni que en cada lágrima caiga al suelo mi rosario
Bendice mi eterno viacrucis
Hazme parar en la estación correcta de tu infinita voluntad.
Libertad
Lo haré un verbo
Un perdón
Una ayuda
Que nunca llegó.
Asaltando calendarios
Para seguir de pie en la lucha.
Lápices y papeles
Son las víctimas más tristes de la guerra que hoy enfrento
A solas
Sin armas
Así es como se ganan las más duras de la batallas
Y nadie dijo que ganar
Es seguir vivo.
Mientras tanto continuar agitando banderas en el silencio de un desierto
Navegando sin remos en el más profundo mar de llanto
Provocando estruendosos oleajes creyendo que así
Habría un poco de compasión.
Antes de saberme viva, nací
Antes de un nombre
Una hora exacta
Una ceremonia en la que después de mí
Se recibieran adjetivos
Y duele ver que no quisieron
Que no supieron quedarse
Al final.
Un sobre que viene a la tierra firmado con besos
Sellado de amor
Unas débiles manitas que merecieron más que un sobre
Que nunca llegó.
Un Dios que regocija mi fe
Y me vuelve luna
Y me vuelve sol.
Déjenme ver en mis ojos más que dolor
Soy la herida de la luna
Que nadie sanó.
La mejilla del sol
Que nadie besó.
Las flores de unas ojeras
Que nadie regó.
Soy un baúl que guarda un pobre poema.
Soy todo lo que nadie
Leerá a tiempo.
Puedo sentir cada noche más húmeda la almohada
Y saber que antes de la nada y después del todo está Dios.
Hablo por la niña que pudo morir estando viva
Y que ya muerta puede escribir.
La niña de las acuarelas
La de pelo negro
De piel cansada y ojos eternos.
Por ella la que dejaba cada noche una oración
Bajo su almohada.
La que aun dejándose caer era tan fuerte
Que inventaba verbos para conjugar después de la muerte.
No hacía falta apagar 41 voces
Para iniciar los actos.
No hacía falta escuchar
El último grito de 25 minutos.
Por la niña que partió
Dejando una espina en el alma
A quienes en su frente no supieron ver al hijo
Deseoso del beso.
ELLA, es todos los pronombres.
Autora: Sindy Aguirre *