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José Rodolfo Trinidad / Corresponsal / Opinión/

Hace algunos días dentro de la Universidad Rafael Landívar se vivió lo que conocemos como Elecciones Estudiantiles, proceso que he de aceptar desconocía hasta el año pasado y que incluso en este 2013 terminé de entender.  Como estudiante, fue dos años atrás que empecé a escuchar de agrupaciones dentro de las aulas de mi facultad y la contienda del poder por las mismas. Hoy logro comprender la importancia del papel de estas y cómo posteriormente una de ellas pasa a ser la asociación de la facultad.  Para aquellos que aún no lo saben, les recomiendo el artículo “El ADN de las elecciones estudiantiles”  donde destaca lo siguiente:

Las elecciones son importantes porque las personas electas son la representación de los intereses del colectivo estudiantil.

Este año formando parte indirecta del proceso de elecciones, en uno de esos momentos de reflexión con una compañera celebrábamos la participación del estudiantado en las elecciones, llegábamos a la conclusión de que realmente podemos hacer más.  Estando dentro de una institución que corresponde a la Compañía de Jesús, el reto es la creación de esas alianzas, tejidos sociales y grupos de pares que logren generar las intervenciones necesarias para lograr el cambio buscado en los sistemas estructurales en los que vivimos. Convirtiéndose la Universidad en ese semillero de líderes administradores de la democracia participativa y del “haciendo política desde el sin poder”(Cabarrús, 2008).

 “La permanencia de los jóvenes de cuatro a seis años en la Universidad es un proceso de formación,  de maduración de convicciones, de solidaridad vivencial con aquellos cuya vida tiende a ser despreciada; es tiempo de aprender el discernimiento y el compromiso con lo público.”  Luis Ugalde S.J. 

Esta experiencia de elecciones estudiantiles forma claramente parte de los procesos de formación de jóvenes, y puede llegar a convertirse en modelo ejemplar de formación en participación ciudadana tanto al interno como al externo de la universidad.  Sin embargo, esto conlleva varios compromisos tanto en los estudiantes que forman parte de las agrupaciones como de todos aquellos que pasamos por las aulas y pasillos de esta institución.  Primero, la participación del estudiante en general a través de informarse, participar y cuestionar estructuras. Involucrarse en espacios de diálogo y pensamiento crítico que integren diferentes puntos de vista y generen propuestas que faciliten a sus líderes estudiantiles conocer los intereses del colectivo. Asimismo, atreverse a formar esa capacidad de asociación y organización que exija transparencia, políticas favorables y resultados concretos a favor de lso jóvenes tanto en la universidad como en lo público.

Segundo, a los líderes estudiantiles, el compromiso con ese modelo democrático diferente, que no busca ser una réplica de lo que se vive actualmente en Guatemala, sino de ser gestionado y administrado por medio de una cultura de diálogo, rendición de cuentas y acceso a la información, que responde a sus compromisos con el prójimo, basado en la búsqueda de la integridad y responsabilidad por las personas, así como sus compromisos con una ética social y política. Tercero, la Universidad trabajando de forma articulada como institución, planteando al estudiante desde todos sus espacios esos grandes retos y desafíos que busquen reestructurar la historia,  como diría Ignacio Ellacuría, S.J. “La Universidad no resolverá las dificultades actuales en las cuales se halla inmersa y, menos aún llegará a ser lo que debe ser, hasta que enfrente adecuadamente el problema de politicidad que le es propia.

De allí la necesidad de cambiar de estrategia y comprender que nuestra formación como universitarios en cualquier instancia de educación superior va más allá de ser profesionales exitosos; va enfocada en ser profesionales que asuman los temas de política, democracia y Estado de Derecho, sensibles ante los problemas del país y con la meta de generar esos cambios para una Guatemala fragmentada, desde la participación en espacios como las agrupaciones estudiantiles, voluntariado,  proyectos de responsabilidad social, espacios de diálogo y análisis crítico,  que le den sentido a nuestro paso por la universidad, para transcender en el país.

Imagen: elsudamericano.wordpress.com

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