Hace unos días, una conocida compartió una publicación en Instagram, en donde expresaba que a veces le llamaba la atención irse a vivir a otro país, para empezar de cero. Pocos días después, un amigo en Facebook compartió una publicación similar.
Cada uno de ellos tendrá sus razones para compartir esas publicaciones. Sin embargo, me llama la atención que muchas veces no es el país o la región lo que es atractivo en sí, sino lo que seduce es la idea de empezar de cero.
Parece que es llevarlo a un extremo irrisorio, pero los nuevos comienzos tienen cierto grado de trascendencia y frescura, que tal vez para muchos la rutina diaria, las desilusiones amorosas, los fracasos, los problemas familiares y las decepciones ordinarias o cualquier otra razón, despiertan en el interior la idea de ‘agarrar las maletas’, dejar todo atrás y empezar una nueva vida.
Al final, los países, las ciudades o los posibles lugares de residencia, son solo medios para un fin mayor. A menudo he escuchado, cuando platico con personas cercanas, que por diversos motivos ‘buscan suerte afuera’; explicar que quieren mudarse a tal lugar por sus costumbres, por la gastronomía, las oportunidades laborales, los servicios públicos, etc. Pero luego, quizás el gigante de arena se derrumba, porque solo trasladaron el problema de lugar y no atacaron la raíz.
Ojo, mi intención no es criticar ni juzgar. Simplemente me parece interesante cómo las personas, día a día, buscamos trascendencia y significado en cuestiones pequeñas y ordinarias, para satisfacer algo que falta y que muchas veces no puede ser satisfecho.
Hace unos días leía el testimonio de una persona, en el que cuenta cómo ella buscaba refugio en la comida; cuando sentía ansiedad y parecía que perdía el control de muchas cosas a su alrededor. Así como muchos se refugian en el alcohol o las drogas, buscando experiencias para ignorar la realidad presente, ella acudía a la comida en grandes cantidades, para sentir un poco de placer frente a la realidad asfixiante.
Y así, podríamos pasar hablando de casos de otras personas y de experiencias propias, que quizás con el paso del tiempo, la idea de ‘empezar de cero’ puede volverse atractiva y para algunos incluso una necesidad.
De hecho en la Biblia, en el libro de Apocalipsis, específicamente en el capítulo 21, se habla de un “Cielo nuevo y tierra nueva”, en donde “ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (RV60).
Tal parece que las personas guardamos dentro de nosotros el anhelo de los nuevos comienzos, quizás por el aire de libertad o tal vez por un deseo de plenitud nunca experimentado.
Independientemente del motivo, no deja de parecerme interesante cómo a veces siempre hay algo más profundo, algo detrás de las explicaciones tradicionales; que en realidad explican por qué hacemos lo que hacemos y por qué actuamos de determinadas maneras.
En lo personal, en los últimos meses y de forma sorpresiva, me ha invadido la sensación de experimentar eso de ‘empezar de cero’ en otro país, así que tendría que preguntarme las razones por las cuáles lo quiero hacer.
¿Será que es por el deseo genuino de conocer otros lugares y buscar oportunidades laborales o es algo más profundo que está ahí escondido?
Por el momento, ni idea. Como lo he expresado en otras ocasiones, la pandemia y el encierro te permiten pensar en cosas que antes ni te imaginabas; y me temo que esta, es una de esas cosas que de repente me pongo a pensar, mientras paso las horas en mi casa.
Así que perdón si lo que acaban de leer les parece un disparate. Pueda que el encierro sea el culpable del abordaje de estos temas y de mi inesperada inquietud por irme a otro país.
Sea como sea, en el fondo, tal vez todos estamos buscando de formas diferentes ‘empezar de cero’.
Que Dios nos ayude con eso.