La expectativa era grande, pero así también eran los nervios que intentábamos disimular. “Ya vinieron” nos dijo Gaby, corresponsal de Brújula e impulsora de la actividad a raíz de una columna escrita en Plaza Pública. “¿Y ahora?… ahora sí.”
Nos dirigimos a recibir al grupo a la puerta externa del Campus Central de la Universidad Rafael Landívar, para muchos la primera vez que visitaban nuestra universidad. Gabriela en su buen gesto de anfitriona soltó un “Bienvenidos a la universidad”. El comentario fue bien recibido, aunque por allí algunos soltaron una expresión escéptica; evidenciando la creencia que universidad sólo hay una, y no era precisamente esta.
Jarrillita histórica. Ese fue el nombre que nos aglutinó el pasado jueves 23 de febrero, cuando alrededor de 40 estudiantes de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala visitaron el Campus de la URL para dialogar con un número similar de estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Rafael Landívar. La actividad fue promovida por las asociaciones de estudiantes de ambas universidades y se realizó en conmemoración al 25 de febrero, Día Nacional de las Víctimas del Conflicto Armado Interno.
Los estudiantes se integraron en mesas pequeñas de discusión. En cada mesa se encontraban alrededor de ocho estudiantes, cuatro landivarianos y cuatro sancarlistas, así como un invitado que por su historia personal, tuviera vinculación con el conflicto armado interno. Por casi dos horas, y después de una dinámica rompe hielos que nos sacó la risa a todos, el dialogo se propició y los estudiantes universitarios se empezaron a encontrar: en ideas, en historias, en propuestas.
Más que expresar la satisfacción por la actividad, la cual vale mencionar fue un éxito rotundo, debemos reconocer que este tipo de ejercicios son un pequeñísimo punto entre todas las actividades universitarias que se realizan en el país. Las asociaciones, colectivos o agrupaciones estudiantiles generalmente realizan actividades periódicas con fines académicos, formativos o recreativos; sin embargo, la mayoría de éstas se encuentran dirigidas para los mismos estudiantes de las facultades o para una comunidad universitaria en especial. Encuentros interuniversitarios existen pocos, y los que se dan, no necesariamente surgen desde los propios estudiantes.
Por ello es que la Jarrillita Histórica fue la excepción. La necesidad surgió de los mismos jóvenes, y se realizó y concretó también gracias a ellos. Brújula fue únicamente un canal de apoyo, canal que esperamos se fortalezca y por medio del medio digital podamos realizar más intercambios entre estudiantes sancarlistas y landivarianos. Las universidades, más allá de ser generadoras de conocimiento deben también ser difusoras del mismo. Aprender a compartir el conocimiento que se genera en las aulas con otros, empezando con otros universitarios.
¿Somos realmente tan distintos? ¿Nos compartamos de forma diferente? ¿Tenemos ideales completamente incompatibles? La Jarrillita Histórica nos demostró que no; incluso, para aquellos que no conocíamos de cerca a ninguno de los dos grupos, había momentos en que en las mesas de discusión no podíamos distinguir un estudiante de una universidad con un estudiante de la otra. “Los de la San Carlos con su posición tan radical sobre el conflicto y los de la Landívar que no saben nada de historia.” – uno de los prejuicios más grandes que rondaban en los imaginarios y que estamos convencidos se derrumbaron el día de la actividad.
Somos jóvenes y somos universitarios. Formamos parte del pequeñísimo grupo de guatemaltecos que podemos tener acceso a una educación superior, menos del 5% de la población de acuerdo a la I Encuesta Nacional de Juventud en Guatemala. La juventud nos mueve a buscar nuevos desafíos y encontrarnos con diferentes personas. ¿Por qué no hacerlo? ¿Por qué seguir viviendo encerrados en nuestros mismos espacios, los mismos círculos sociales y las mismas cuatro paredes de una sola universidad?
Universidad significa pluralidad, nos recordó uno de los invitados a la actividad. Hoy descubrimos que hay mucho más mundo de lo que nos imaginamos, y que como universitarios estamos llamados a hacer de la palabra universidad un acto vivo y no una palabra muerta. Más que una sola y verdadera universidad, existe un solo y verdadero grupo de guatemaltecos universitarios. Es allí por donde deberíamos iniciar.