Desde lejos y en lo alto, los tejados de las casas parecen un rompecabezas de colores. Rojos, azules, amarillos y verdes. Hay tejados nuevos, antiguos, grandes y pequeños. Sin embargo, si afinamos un poco más la vista, descubrimos que los tejados no son tan distintos. Al menos todos tienen una misma función; esa de ser protectores.
Los centroamericanos somos como esos tejados de colores; distintos pero con trasfondos similares. Cuando nos encontramos en espacios comunes y conversamos, más allá de las diferencias en acento, todos podríamos pasar horas platicando sintiéndonos tan centroamericanos como si nos conociéramos desde siempre.
Nos gusta comer y bailar. Todos comemos tortillas, frijoles y tamales, pero solo los salvadoreños comen pupusas más de una vez a la semana. Todos bailamos salsa y merengue en las fiestas, pero solo los hondureños son los maestros de la punta. Todos tenemos familiares al norte, pero solo los nicaragüenses podrán decir que también tienen familiares al sur. Todos estamos llenos de recursos naturales, y no solo en Guatemala empresas internacionales han llegado a querer hacer negocio con ello.
Los centroamericanos somos como esos tejados de colores; distintos pero con trasfondos similares. Así como tenemos muchas costumbres y prácticas similares, también somos y tenemos problemas complejos y comunes.
Vivimos todos los días escuchando en los medios que somos países violentos e inseguros. La palabra concesión minera e hidroeléctrica nos suena familiar y las comunidades que se organizan por la defensa de su territorio, nos suenan a opositores del desarrollo. Todos los días salen del país miles de compatriotas en condiciones poco dignas migrando hacia Estados Unidos, y los medios tradicionales poca importancia le brindan a ello.
Debemos aprender a abrir bien los ojos e identificar esas problemáticas que algunos medios de comunicación intencionalmente ocultan. Como centroamericanos debemos también intentar identificar soluciones comunes a los problemas complejos que nos atraviesan.
¡Enredémonos! Como jóvenes, enredémonos y hablemos en público. José Ignacio López Vigil, en el Seminario Centroamericano de Análisis con el tema medios, poder, nuevas tecnologías y juventud, invitó a diferentes proyectos de comunicación centroamericanos a enredarse y construir redes de comunicación efectivas. Y los jóvenes tenemos mucho que decir.
No temamos hablar y enredarnos con otros jóvenes, de nuestro entorno, entornos similares y contextos lejanos y diferentes.
Porque a pesar que desde lo alto, somos tejados de colores, desde abajo, todos somos tierra centroamericana. Todos venimos de ella y a ella debemos nuestra existencia.
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