Erik Moscoso/ Opinión/
Déjenme empezar por aclarar el título de esta columna, pues puede interpretarse que estoy apoyando a cierto candidato a la presidencia. Pero no. Yo no tengo color partidario, pero sí unas ganas de ver un cambio en Guatemala. Entonces… ¿a quién le toca? La respuesta es bastante sencilla – nos toca a nosotros. Las y los guatemaltecos debemos exigir el cambio, y ese cambio empieza por cada uno de nosotros. Nos toca cambiar, también. En la medida que nosotros cambiemos, todo a nuestro alrededor cambiará.
Gracias, por irónico que suene, a la indignación ante el caso de corrupción que se destapó recientemente, Guatemala despertó. Despertamos para exigirles cambios a los altos mandos del poder político en el país. Sin embargo, hoy quiero tomar este espacio para también hacer una llamado a aquellos que lean esto para que despertemos de todos los males, que a mi parecer, como sociedad nos agobian.
Nos toca despertar del racismo, ser conscientes de que nuestro país tiene un rico tejido cultural y eso nos hace únicos, como país, alrededor del mundo. Que ese multiculturalismo existente nos brinda una riqueza de conocimientos fuera de lo que normalmente nos han enseñado.
Expandir nuestra mente a nuevas perspectivas no dará la oportunidad de entender de mejor manera los problemas del país.
Nos toca decirle no a la exclusión. Entender que personas con otras capacidades son parte de la sociedad en que vivimos y no por ser diferentes los unos de los otros podemos dejarlos de lado. Saber que ellos pueden enseñarnos el valor de vivir cada día y afrontar los problemas hasta superarlos.
Nos toca reconocer la diversidad. Saber que hay quienes con preferencias diferentes, pero que eso no las hace peores personas como muchos nos quieren hacer creer. Todos tenemos gustos diferentes. Cada persona es un mundo diferente, y por lo mismo tiene diferentes ideas que pueden ayudar a discusiones constructivas.
Nos toca dejar de lado la indiferencia. Romper esa burbuja en la que podamos estar viviendo y comprender que en la medida que conozcamos mejor cuales son los problemas que achacan a la sociedad guatemalteca podremos incidir de una mejor manera en el cambio.
Nos toca ser la generación del cambio. Un cambio que empiece desde nosotros y se contagie a todos y todas. No podemos seguir siendo una juventud sectaria. Si queremos un proyecto de nación más incluyente y mejor para todos es necesario superar los problemas que nos agobian, así como dejar de lados nuestras diferencias y unirnos hacia ese cambio.