Brújula / Martes Bizarro /
La vida de Esther cambió para siempre después de aquella noche en el motel “El Paraíso” cuando el “Cuyo” la violó antes de entregarla en un bar de mala muerte. Desde entonces, la propina por pieza bailada con cada cliente era 1 dólar. Y si el cliente no estaba feliz no recibía nada. Ya se había acostumbrado a esos asquerosos bailes pegados, a esas manos callosas buscando sus glúteos, por momentos pensaba que ya no sentía nada. La propina por pasar la noche con un cliente era de 10 dólares, esas eran las peores noches. Hasta que llegó Esteban, alguien diferente. Drogadicta. Alguien que le ayudaría a salir de ese infierno.