Imagen tomada por: Rudy Herrera
Rafael Díaz y Alejandro Rivera / Ciudad de Guatemala Sustentable /
El tránsito es uno de esos temas de conversación cotidianos y obligatorios entre todos los que convivimos en Ciudad de Guatemala, la conclusión a la que se llega es siempre la misma: cada vez estamos peor. En enero le tenemos pánico al primer día de clases de colegios y universidades; un accidente o carro descompuesto puede significar horas de embotellamiento; las primeras lluvias del año garantizan el colapso de la red vial. El congestionamiento vehicular es una problemática que, literalmente, nos quita el sueño a toda la ciudadanía. Pero, ¿cómo llegamos hasta donde estamos y cómo corregir el rumbo?
Para empezar, la Ciudad de Guatemala ha crecido más en las últimas 2 décadas que en toda su historia.
En este mismo período de tiempo, las áreas periurbanas se han poblado de manera acelerada y desordenada. Hoy en día hay alrededor de 3.2 millones de habitantes viviendo en la metrópoli, los cuales son responsables por el 47% de los vehículos registrados en el país. Esto se traduce en 346 vehículos por cada 1000 habitantes. ¿Lo preocupante? La infraestructura vial de Ciudad de Guatemala fue diseñada para 350,000 vehículos y hoy hay más de 1,100,000 que la transitan a diario. Así es, más de tres veces la capacidad para la que está hecha.
Los que más complicado lo tienen son los que ingresan a la ciudad desde otros municipios del departamento de Guatemala. En el año 2012 se estimaba que únicamente un 30% de los habitantes que realizan sus actividades dentro de la ciudad residían en ella. Hoy sabemos que más de 700,000 vehículos entran y salen de Ciudad de Guatemala a diario, provenientes de Mixco, Villa Nueva, Santa Catarina Pinula, Carretera al Atlántico, entre otros. Lo hacen a velocidades promedio de 23 km/h y sus ocupantes pierden 1.5 horas dentro de ellos al día. El impacto que esto tiene, no solo a nivel de calidad de vida personal sino también de productividad del país, es devastador.
Y los causantes principales del problema somos los que nos movemos en automóvil particular. Los números no mienten: tan solo el 23% de los guatemaltecos del área metropolitana se transporta en carro, mientas el 68% utiliza transporte público; no obstante, los carros ocupan el 76% del espacio vial comparado con el 22% ocupado por transporte público. Esto quiere decir que para movilizar a menos de un cuarto de la población, utilizamos más de tres cuartas partes de la vialidad urbana. ¿Por qué? Porque el automóvil promedio en Ciudad de Guatemala transporta a 1.3 personas, teniendo capacidad para transportar a 5.
Para ilustrar el problema de mejor manera: para movilizar a 160 personas en carro necesitaríamos una fila de 492 metros (123 carros), mientras que en bus necesitaríamos únicamente 20 metros (1 bus articulado).
Al ver estos números queda claro que la solución a la problemática de movilidad urbana no está en la construcción de más pasos a desnivel o carriles adicionales; sería como intentar curar la obesidad abriéndole más agujeros al cincho. La solución está en la difícil tarea de reducir la dependencia al vehículo privado. Necesitamos revalorizar las calles como un bien público escaso y como parte fundamental del ecosistema urbano. Necesitamos sistemas de transporte eficientes, seguros, de amplia cobertura, con precios accesibles pero sostenibles.
Es imperativo que las municipalidades del área metropolitana trabajen conjunta y coordinadamente para desarrollar un Sistema Integrado de Transporte (SIT) que tenga sentido, tanto para operadores como para usuarios. Su enfoque debe estar orientado a los sistemas de transporte masivo (BRT -autobús de tránsito rápido-, LRT -tren ligero-, etc.) y los medios no mecanizados de transporte (ciclovías), bajo una filosofía de desarrollo de ciudades orientadas al transporte (TOD por sus siglas en inglés).
Así que en esta época de elecciones, mucho ojo con las propuestas de movilidad urbana planteadas por los candidatos a alcaldes. Debemos buscar mejores alternativas al automóvil particular.