Desde el 16 de abril de 1998, se conmemora año con año el Día Internacional contra la Esclavitud infantil a nivel mundial, teniendo su comienzo en el año de 1995, dado el fallecimiento de Iqbal Masil, un niño de doce años quien desde los cuatro años estuvo laborando en una fábrica de alfombras, dado que su padre necesitaba adquirir un préstamo para poder financiar la boda de su hijo mayor, por lo que fue vendido y esclavizado constantemente. Dadas las altas tasas de intereses, tenía que trabajar más de doce horas diarias, hasta que pudo escapar a la edad de diez años para convertirse en un activista; luchando contra la esclavitud infantil.
A pesar de haber transcurrido más de veinte años desde aquel suceso, las cosas no parecen haber mejorado durante la pandemia, especialmente en países en vías de desarrollo. Si bien restaurar el sistema de salud mundial es una prioridad para los gobiernos, ciertas acciones como las cuarentenas y toques de queda conllevan a una recesión económica a nivel mundial.
Por ende, los efectos de la pandemia son más dañinos para los países con menos recursos económicos.
Dicha desventaja conlleva que las comunidades más vulnerables obliguen a los niños a laborar de manera forzosa, sin poseer una protección social, dada la falta de ingresos.
Acciones como las presentadas por el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), que buscan ejecutar planes de continuidad comercial y distribuir más fondos para monitorear y prevenir el trabajo infantil, han sido ejecutadas. Sin embargo, pareciera que no son suficientes, ya que tal como ocurre en Guatemala y en muchos países de la región, no existe una correcta voluntad política y de distribución de los recursos del gobierno para frenar dicho problema. Otros factores como las tasas altas de desempleo, constante demanda de mano de obra barata y precariedad en el sistema educativo, conlleva a que muchos niños se vean forzados a laborar desde temprana edad para contribuir a los ingresos familiares, especialmente en el área rural.
El tener que laborar desde temprana edad en condiciones que ponen en riesgo la vida y menoscaban la dignidad, ocasionan un daño en la salud física y mental de los niños, dado que en muchas ocasiones a largo plazo se poseen problemas para su adaptación a la sociedad y falta de acceso a mejores trabajos, dado que abandonan la escuela. Por lo tanto, aún queda un largo camino por recorrer, en donde se deben de proveer mejores oportunidades y políticas más integrales para que las familias de más escasos recursos obtengan un mejor estilo de vida.