Addicted 

Ana Wyss/ Corresponsal/ Agrupación LEDH/ Facultad de Humanidades

He descubierto que mi cuerpo es una fuente de placer que no puedo controlar. Los momentos que me ha dado nada los puede reemplazar y es que me excita el simple hecho de pensarlo. El éxtasis del placer que experimento le da a mi vida la satisfacción necesaria para seguir con mi cotidianidad. Sin sexo, no soy feliz. Mi vida es nada. Amantes he tenido muchos, pero ninguno ha logrado satisfacerme de la manera en que yo lo he logrado. He trasnochado en diferentes camas, sin éxito alguno. Mi libido siempre exige más.

Los psicólogos aseguran que la adicción al sexo se trata de una de las adicciones menos conocidas debido a que muchas personas mantienen sus trastornos ocultos de manera clandestina, llevando una doble vida.   Aunque estamos en pleno siglo XXI, el tema de las adicciones al sexo todavía es un tabú para muchas personas.

Es importante diferenciar entre una vida sexualmente activa y sana, y una vida sexual obsesiva e insatisfactoria, que a su vez produzca destrucción.

A veces tenemos ideas erróneas sobre estos temas.  Para entender mejor el término, recordemos que una adicción se puede catalogar como una enfermedad física y psicoemocional, que lleva a la persona a perder la libertad sobre su  propio comportamiento social y personal.

De acuerdo a Cantelmi (2004), la adicción al sexo es “(…) una relación enferma con el sexo, a través de la cual la persona alivia el estrés, escapa de sentimientos negativos o dolorosos y de las relaciones íntimas que no es capaz de manejar”.

Por lo general, las personas adictas al sexo no es que tengan relaciones sexo genitales con una pareja de manera excesiva o frecuente, sino recurren a otro tipo de actos para satisfacer su deseo, ya que no poseen límite de satisfacción con alguien físicamente.

Por ejemplo, ver de manera desmesurada pornografía, masturbarse varias veces al día (saliéndose de los parámetros adecuados), tener fantasías sádicas y masoquistas, emplear el uso de cybersex, servicios eróticos por teléfono, relaciones sexuales con extraños de forma constante, acudir a prostíbulos, entre otras.

La utilización de estas herramientas de manera compulsiva, obsesiva y de manera irracional, hace de las personas esclavos y adictos a satisfacer sus deseos reprimidos constantemente. La mayoría de veces después de este tipo de acciones, las personas sufren un episodio de culpabilidad, el cual afrontan volviendo a involucrarse en actividades sexuales, convirtiendo su addición en un círculo vicioso.

Debemos tomar en cuenta que existen otros patrones de comportamiento que complementan esta adicción, por lo que generalmente va acompañada de otras adicciones como el alcohol, cigarrillo, trabajo en exceso, juegos de azar, drogas, entre otras.

Como sabemos todo acto tiene consecuencias.

Estas son a nivel físico, emocional, económico, cognitivo y social. Los trastornos y disfunciones sexuales van ligadas a la adicción al sexo, por lo que la persona puede sufrir de eyaculación precoz o retardo de esta, anorgasmos, masoquismo y sadismo sexual, exhibicionismo, vouyerismo, entre otras, al igual que hipertensión, agotamiento físico, deterioro en las relaciones sociales, etcétera.

La adicción al sexo es una adicción muy costa. Las personas gastan en juegos sexuales, regalos extravagantes, videos de pornografía y erotismo. La parte emocional se ve afectada al ver que no pueden entablar una relación de pareja sana y adecuada.

Muchas veces las personas adictas al sexo poseen problemas en el ámbito social, debido a que en algún momento su adicción puede llegar a afectar o destruir familias, carreras, amistades, conocidos, pareja, o incluso perder el empleo.

Expertos señalan que es muy difícil para la pareja del enfermo comprender que se trata de un trastorno.

El Dr. León Roberto Gindin, profesor de Sexualidad y Salud de Sexología Médica, indica que “250 a 1000 personas mueren por la práctica de asfixia auto erótica, que es una  parafilia con auto estrangulamiento practicado durante la masturbación.” (Universidad Abierta Interamericana y Academia Internacional de Sexología Médica).

Por supuesto que esta adicción también tiene tratamiento, ya que se pueden recibir terapias individuales y grupos de apoyo, los que pueden controlar para llevar a una sexualidad sana.  Existen programas en los que la persona debe de abstenerse de cualquier tipo de actividad sexual durante algunos meses.

Actualmente, en varios países como México, Argentina y España se tienen instituciones de rehabilitación que manejan una estructura parecida a la de Alcohólicos Anónimos.

Esta adicción no está incluida en el DSM – IV de la American Psychiatric Association (APA), pero a través de un estudio profundo sobre esto, expertos llegan a la conclusión y decisión de incluir esta adicción en el DSM – V.

 

DATOS CURIOSOS

¿SABÍAS QUÉ?

El 6% de la población mundial padece de este trastorno y que el 2% son mujeres.

Aproximadamente unos 70 millones de personas visitan sitios XXX cada año y el 5% son adictos.

Cualquier persona puede padecer el trastorno de adicción al sexo en algún momento, hasta las personas famosas de la farándula, como Charlie Sheen, Sharon Stone, Michael Douglas. Y es interesante mencionar que Michael Douglas en 1993, fue internado en un rehab, al igual que David Duchovny en 2008, por la compulsiva manera de ver pornografía. (salud.univisión.com)

 

Fotografía: www.gatscounselling.blogspot.com

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