Brújula/
Tenemos un presidente que reconoce y confirma que en Guatemala todavía mueren día con día niños por desnutrición crónica, un procurador de derechos humanos y un partido político de oposición que denuncia la pronta pérdida de tres mil toneladas de frijol que se encuentran almacenados desde el 2011 y un viceministro de seguridad alimentaria que reconoce dicho almacenamiento porque como ministerio no poseen la suficiente capacidad para repartirlo.
Una de las características esenciales de un Estado republicano y democrático es precisamente la separación de poderes, la cual contribuye al equilibrio gubernamental, el establecimiento de controles recíprocos y evita la concentración de poder. En el caso de los alimentos denunciados por los diputados de la Unidad Nacional de la Esperanza, al momento de realizarlo, estos se encontraban realizando su trabajo de fiscalización a un ente del Organismo Ejecutivo, en este caso, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA). Si la denuncia realizada por el partido de oposición se realiza por un verdadero interés de la bancada en la problemática de seguridad alimentaria, o si simplemente es una medida estratégica para desligitimar al gobierno actual, no lo sabemos. Habría que investigar y analizar si dentro de la organización política de la UNE existe planificación que involucre propuestas y/o actividades en la línea temática que actualmente se encuentran denunciando.
Sin embargo, mientras se denuncia la pérdida de toneladas de frijol que estaban a cargo de distribución del MAGA, el mismo ministerio hace algunos días adjudicó hasta finales de noviembre Q68.2 millones en el rumbro de compra de alimentos, debido a que tienen programada la entrega de bolsas de alimentos a 80 mil familias, bolsas que incluyen entre harina de maíz, avena y arroz, frijol, el grano de la disputa. Es importante mencionar que esta adjudicación por ser de interés nacional, no se encontrará sujeto a licitaciones públicas; es decir, el ministerio no se verá obligado a cotizar en varias empresas los alimentos a adquirir.
El frijol, el grano de la disputa.
¿Entonces mientras se pierden miles de toneladas de un grano básico en la alimentación guatemalteca, el mismo ente que las “guarda” en una bodega adjudica millones de quetzales para comprar el mismo grano con otros proveedores? Es que ni siquiera la pregunta tiene sentido. Es una pregunta que refleja una realidad absurda, y especialmente, una realidad que denigra. Porque mientras los medios de comunicación publican este tipo de noticias y todos los ciudadanos urbanos con una pizca de conciencia social nos escandalizamos por la situación, en muchas aldeas y caseríos del país hay niños muriendo, o en el mejor de los casos, comiendo una tortillera mientras desde su inocencia esboza una sonrisa.
Y es que mientras existan otros que sufran, para nosotros sonreir no parece una solución viable. ¿Qué podemos realizar desde nuestra realidad citadina? Empezar a ejercer nuestro derecho a la información, auditemos a nuestros representantes, reconozcamos sus logros, pero también dejemos claro en qué están fallando y cuáles son las prioridades que necesitamos resolver como país. Porque el dolor de uno debería ser el dolor de todos; y nadie debería quedarse atrás.
* Desde Brújula hemos realizado diverso material sobre seguridad alimentaria. Conoce realidades, estadísticas y reflexiones aquí.
Fotografía: www.1.bp.blogspot.com